Encuentros para entenderse
Amena y bien contada, Blue Lips (2015) es una película argentino-española en la que seis protagonistas de distintas latitudes convergen en la ciudad de Pamplona. La forma en la que sus vidas interactúan es lo que hace interesante a esta película que fue comandada por directores de diferentes nacionalidades.
Kalani (Keona Cross) busca experimentar el mundo; Guido (Dudu Azevedo) es un jugador de fútbol brasileño; Oliver (Avi Rothman) vive en Estados Unidos y tiene que decidir su futuro; Malena (Malena Sanchez) es una joven argentina que debe continuar su tratamiento en España; Vitttorio (Simone Càstano) atraviesa problemas familiares; y Sagrario (Mariana Cordero) está encerrada en su pasado. Al comienzo de la película ninguno se conoce, pero todos coinciden en Pamplona, en la fecha del mítico festejo de San Fermín.
Lo que sobresale de Blue Lips es la forma en la que se entrecruza la vida de los personajes. Porque si bien se desarrolla en una celebración a la que acuden miles de individuos, cada uno se encuentra con aquella persona que le permitirá modificar su realidad. O al menos, esa unión temporaria generará la necesidad de replantearse varias cosas que formaban parte de la rutina.
Los directores Daniela De Carlo, Julieta Lima, Gustavo Lipsztein, Antonello Novellino, Nacho Ruipérez y Nobu Shima, consiguen que el conjunto de los relatos se consolide. Y le dan una unidad que también le permite al público conocer desde adentro la tradicional fiesta de Pamplona.
La película tiene buenas actuaciones y es interesante desde el inicio, aunque falla en el remate de alguna de las historias porque crea una expectativa que no es completamente resuelta. Quizás en ese punto se apela a la imaginación del espectador que las concluirá según su parecer.
Blue Lips subraya la importancia que tienen las relaciones humanas. Y deja en claro que una persona desconocida puede ser trascendental si se encuentra con otra en el momento y lugar adecuados. Porque ya ninguna de las dos será la misma.