San Fermín, lugar del encuentro
La historia de cómo se realizó esta película puede ser más curiosa que la propia película. Primero, varios estudiantes de cine se hicieron amigos en Los Angeles. Años después Maitena Muruzabal, navarra, y Candela Figueira, argentina, surgidas de ese grupo, crearon su propia empresa, Cronopia Films. Y se les dio por armar un guión sobre seis personajes de distintos lados que por alguna razón coinciden en las fiestas de San Fermín.
Allá convocaron entonces a seis amigos y amigas de ese grupo: Daniela de Carlo y Julieta Lima, argentinas, Antonello Novellino, italiano, Nobuo Shima, peruano, Gustavo Lipzstein, brasileño, Nacho Ruipérez, español, cada cual con sus intérpretes, filmando entre todos. Después, cada uno hizo lo que se ve al comienzo: la presentación de personajes, respectivamente en Hawai, Buenos Aires, Matera, Los Angeles, Pamplona y Río de Janeiro. Un director general de fotografía unificó la luz, un solo equipo de edición armó todo, y un solo ayuntamiento sirvió de sponsor.
El gusto personal se ve en ese comienzo. El resto tiende hacia un estilo único de cine publicitario, con artistas carilindos, música de fondo en inglés y el título también en inglés, que alude al color de los labios cuando uno tomó demasiado vino tinto a la intemperie (pero también puede aludir al color de los labios de un cadáver). Hay algunas partes medianamente dramáticas, y tomas documentales de chupinazos, encierros y peñas, que son lo más interesante.
Pero más interesantes todavía eran "La trastienda" (Jorge Grau, con María José Cantudo en su plenitud) y los documentales "Nagore" (Helena Taberna, sobre Nagore Laffage, víctima mortal de violencia sexual durante las borracheras) y "Encierro 3D: Bull Running in Pamplona" (holandés Van der Zee), que explica detalladamente las corridas y los accidentes, pone los pelos de punta, y acá se exhibió una sola vez, en Pantalla Pinamar 2013.