Cine de amor independiente.
Un film sincero, fresco, conmovedor, sin artificios. Así se cuenta la historia en “Blue Valentine”
Es una película de amor, romántica, pero sin esa pegajosidad que de tanto en tanto nos tiene acostumbrado el cine del corazón, donde todo se corta con la misma tijera.
Acá vemos una historia cruda, contada con cuadros bien compuestos y naturalmente fotografiados. La cámara esta metida ahí, sin molestar y mostrando todo.
Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams), los protagonistas de “Blue Valentine”, nos muestran que la vida en familia no es todo color de rosa, que ocurren cosas… discusiones, reconciliaciones, monotonía, cambios de opinión, gritos… todo el universo que los rodea no es perfecto.
Cuando vemos el film estamos frente al nacimiento y a su vez a la decadencia de una relación.
La película está narrada con idas y vueltas en el tiempo, teniendo como eje la relación. La misma atraviesa buenos momentos, y otros que no son tan buenos. Esos cambios de tiempo, esas idas y vueltas, están planteados bajo el guión y la dirección de Derek Cianfrance con una exactitud, y un timming perfecto, entrando y saliendo de las escenas con total naturalidad.
Por momentos da la sensación que, atravesando la línea del presente al pasado, el film busca el punto donde se deterioro la relación, el momento en el que el desgaste, el agotamiento, y el vació interior provocan hasta a las parejas con más futuro una caída al abismo.
Las notables actuaciones nos demuestran que existe muchísimo trabajo y conocimientos entre los dos personajes principales y las miradas cómplices y la naturalidad en los gestos nos hacen vivir a pleno este film.