Amores perros
Ante esta opera prima de Cianfrance -estrenada en la sección Un Certain Régard del Festival de Cannes 2010- uno puede quedarse (y enojarse) con los vicios y los clisés del paradigma indie norteamericano (un par de escenas compradoras/"demagógicas"/exhibicionistas para el mero lucimiento de sus protagonistas tocando la mandolina o bailando tap, los excesos de su musicalización, etc.) o bien con la profundidad emocional del relato, con las generosas y arriesgadas actuaciones de Ryan Gosling y Michelle Williams (ambos nominados al Globo de Oro y ella también al Oscar), con ciertas osadías para los estándares del cohibido cine estadounidense actual (como sus intensas escenas de sexo, por ejemplo) o con lo bien que funciona la estructura de guión (la crisis y disolución de una pareja con una hija es narrada de manera paralela a la historia del enamoramiento).
Ante esa disyuntiva, yo prefiero quedarme con los logros y no tanto con los pequeños fracasos de la propuesta. Al fin de cuentas, se trata de un primer largometraje y Cianfrance -aquí en plan "jugando a Ingmar Bergman yJohn Cassavetes"- tiene todavía mucho camino por recorrer para pulir lo que evidentemente es un talento en bruto.