La pandilla salvaje.
La segunda película de Bob Esponja, el dibujo animado distribuido por Nickelodeon, es una especie de cuento de hadas combinado con un relato de piratas. La película se centra, al igual que la serie animada, en los constantes intentos de Plankton, la competencia de Mr. Krabs, de robar la receta secreta con la que Bob Esponja cocina las adictivas hamburguesas -en el local del avaro cangrejo capitalista- para toda la comunidad marina de Bikini Bottom.
Siguiendo los pasos de la exitosa ¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (Who Framed Roger Rabbit?, 1988) de Robert Zemeckis, la cual mezcló actores de carne y hueso con personajes animados, Bob Esponja: Un Héroe fuera del Agua construye una historia que lleva a la esponja marina hacia viajes en el tiempo y alucinaciones psicodélicas que por momentos parecen sacadas de escenas de la serie animada La Pantera Rosa.
Esta nueva entrega del ocurrente director Paul Tibbitt tiene como protagonista a Antonio Banderas e incluye escenas de animación computarizadas para agregar un componente que juega con las actuales películas de superhéroes, pero más cerca de la burla caústica de South Park que del homenaje al género. Pero en medio de esta serie de referencias, la más influyente, interesante y valiosa es a La Pandilla Salvaje (The Wild Bunch, 1969), de Sam Peckinpah. Bob Esponja se debate en todo momento entre traiciones y decisiones respecto de la verdad que le enajenaran a sus amigos, en una huída que es en realidad la búsqueda de la salvación de su ciudad y su comunidad del caos que amenaza con destruir el tejido social.
En un cuestionamiento absoluto de los roles de héroe y villano, en el que solo se sostiene como una especie de héroe inocente -al borde de una idiotez entrañable- Bob Esponja, los personajes incurren en atrocidades, purgas y torturas con el afán de encontrar su lugar en un Bikini Bottom postapocalíptico donde las hamburguesas ya no existen. Además de los extraordinarios homenajes, la película de Tibbitt logra generar grandes momentos de humor que se suceden uno tras otro a través de gags, chistes, escenas inesperadas y comentarios burlescos que con gran cuidado plantean interesantes ideas sobre la sociedad, las relaciones sociales, el poder y el dinero.
De esta forma, el mundo imaginario de Bob Esponja renueva la fantasía de los dibujos animados que se atrevían a introducir características estéticas psicodélicas e imprevistas que surgían y desaparecían para dar lugar a nuevas representaciones, recordándonos las graciosas y educativas fábulas de antaño en las que todo era posible. El regreso de la esponja marina descartable es una gran noticia y por suerte su sueño grasiento y su necesidad de aventuras siguen intactos.