Si bien es sabido que ha cosechado millones de fanáticos a nivel mundial, Bob Esponja es uno de esos dibujos animados que, como Los Padrinos Mágicos, llegó unos años más tarde de lo que hacía falta para volverme un espectador más. A diferencia de Johnny Bravo, La Vaca y el Pollito o El Laboratorio de Dexter, exponentes de lo que ahora sería el clásico Cartoon Network, me agarró un poco más de grande y nunca sentí siquiera curiosidad por ver un episodio –tampoco ayudaba el estar en Nickelodeon-. A decir verdad, The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water es el primer contacto que tengo con este famoso invertebrado y supone una clara evidencia para entender el por qué de su éxito. Disfrutable sin ser seguidor o siquiera conociendo a sus personajes, es una comedia frenética con mejor timing que muchas de las que llegan a las salas.
Su argumento es una excusa que se pone de manifiesto para justificar una serie de locuras durante 93 minutos, en el que Fondo de Bikini se ha vuelto un páramo post-apocalíptico después de que un pirata (Antonio Banderas) roba la receta de las cangreburguers, el principal alimento de la población. Hay un gran sentido del humor en el guión que proponen Glenn Berger y Jonathan Aibel, una dupla cotizada en la industria que después de sus experiencias en MadTV pasaron a escribir la saga Kung Fu Panda e incluso firmaron un boceto para Doctor Strange. La película les da cierta libertad para desarrollar un chiste detrás de otro dentro en un mundo con personajes ya establecidos, pero que no deja afuera al público que no siguió nunca el programa. Desde el delfín que controla el universo a las gaviotas que cantan, todo está pasado por un filtro cómico absurdo que parece pueden disfrutar tanto los fanáticos como los primerizos.
Es claro que Bob Esponja es uno de esos dibujos destinados a los más chicos, pero cuyo humor es apreciado en su totalidad por los más grandes. No hay nada de inapropiado en la película –algunos episodios dejaban pasar algún doble sentido, por lo que pude ver-, pero hay juegos de palabras y recursos cómicos que son entendidos del todo por un adulto. Aún así, hay mucho de universal en lo que se propone, como la divertida canción "Team Work" que cantan Bob y el antagonista Sheldon Plankton, incapaz de decir en forma correcta las palabras "trabajo en equipo".
Más allá de sus méritos, la película se siente como algo que se podría haber hecho en un capítulo pero que se extendió más de la cuenta. La gran novedad es la salida del mar que se anticipa desde el título y esta ocurre promediando el final y su resultado deja mucho que desear en relación a toda la primera parte. El CGI es menos logrado que en la animación simple y pierde algo del buen sentido del humor que tenía, con una resolución de superhéroes que es más que nada una excusa para justificar que se haya hecho la película. Se agradece que no se caiga en la simpleza del cameo por el cameo mismo –de hecho en los avances se adelantaba la presencia de Slash y no hay rastros de él, al menos en la versión que se mostró aquí-, pero la salida del agua se percibe como algo desconectado de lo que se proponía.
Quizás a fin de cuentas la experiencia para quien disfruta de Bob Esponja por primera vez sea más valiosa que la de un fanático, como aquel que arrancó con Los Simpsons en las últimas temporadas -o con la pobre película que se hizo- y los encuentra geniales a pesar de ser una pálida versión de lo que era hace años. The SpongeBob Movie: Sponge Out of Water está lejos de ser un destacado film animado, pero sí es una propuesta efectiva.