Híbrida mixtura de géneros
La segunda película de Zima parte de una bienvenida (y desmedida) pretensión: hacer una comedia alejada del costumbrismo habitual y jugarse, con resultados frágiles y flacos, por las peligrosas aguas de la mixtura de tonos y registros dramáticos. En varios de sus pasajes el filme elige el intercambio de elementos procedentes de distintos géneros y temas: comedia, aventuras, western (cordobés), viaje iniciático, pareja alocada con aire almodovariano, personajes que bordean el kitsch, otros toscos y alguno que recuerda a los dementes de Pájaros volando. La excusa es una búsqueda, a cargo de la pareja interpretada por Rodrigo de la Serna y Érica Rivas, por saber si está vivo o muerto el responsable de una canción popular que salvaría la débil cuenta bancaria de un productor discográfico. El viaje de placer de la pareja a Miami se modifica por la naturaleza agreste de un paisaje cordobés, lugar ideal para contar una historia que va y viene de género y de tono. De la Serna y Rivas son buenos actores, en tanto el rostro y la figura de Vattuone invocan a los antihéroes de los westerns de Anthony Mann. Los créditos finales, con la voz de la Mona Giménez cantando el tema que da título al film, comprueba las débiles fronteras entre el mestizaje genérico y el híbrido sin eficacia. <