Jorge Zima dirige su segundo largometraje con una propuesta kitch a la manera de Néstor Montalbano en Pájaros Volando aunque tal vez morigerada con una concepción más romántica.
Es la historia de un productor discográfico quien a los fines de rastrear el paradero del autor de un tema devenido hit (Papá Mono), lleva a su novia peluquera a las sierras cordobesas, desechando una seductora propuesta de ella de viajar a Miami, para intentar participar de las suculentas regalías que el “simple” en cuestión estaría devengando.
Es en la majestuosidad del paisaje cordobés donde opera la introspección de estos personajes que los guiará hacia nuevas e inusuales revelaciones acerca de sí mismos.
La película sencillamente funciona y no resulta ajeno a ésto el hecho de contar con dos intérpretes de excepción: Erica Rivas y Rodrigo de la Serna, marido y mujer en la vida real quienes conjugan una química maravillosa en pantalla, a quienes secundan con eficacia Roberto Carnaghi y María Fiorentino.
Humor en buenas dosis, y una tierna poesía se intercalan en esta amalgama que se permite agudas observaciones sobre la fugacidad del éxito y la permanencia de valores como la fidelidad a sí mismos.
Para irse cantando del cine, el tema de los créditos finales, Boca de Fresa, cierra alegremente el film, interpretado por La Mona Jimenez.