Las profundidades del sistema
En Boca de pozo, la película de Simón Franco protagonizada por Pablo Cedrón, Lucho es un trabajador petrolero, dedicado a un trabajo mecánico y manual, que requiere poca capacitación y mucha fuerza. Vive durante 15 días en un tráiler junto al pozo, y luego vuelve a Comodoro Rivadavia durante otros 15 días. El relato comienza con las duras jornadas de trabajo junto a la torre de perforación y sigue en la vida cotidiana de Lucho en la ciudad.
Con mucha sutileza la película cuenta una problemática común a los petroleros, que tiene un fuerte impacto social: con mucho dinero en sus bolsillos y una vida dura, el consumo compulsivo facilita un complejo de trata de personas para la explotación sexual, tráfico de drogas, alcoholismo y violencia de género. Todo en la película es contado con precisión, pero sin ningún énfasis dramático ni parlamentos explicativos.
El film exige al espectador: quien no pueda comprender lo que significa que un trabajador manual que durante doce horas por día sólo enrosca caños en una torre perforadora, tenga un BMW y lo venda sólo porque está cansado del mismo, probablemente no logre conectar con la profunda consistencia de la angustia personal y de la trama social problemática que esto implica.
Cedrón logra un alto nivel de expresividad en su rol y cada situación es resuelta por el tándem realizador-actor, con notable precisión y economía de recursos. Una gran película.