Primera ¿y última? película de un club de fútbol
Resulta difícil elaborar una reflexión acerca de un “film” que bien podría ser un clip hecho por ESPN o FoxSports en honor a los 110 años del club Boca Juniors. Poner un puntaje, evaluar los hechos periodísticos resaltados, es todavía más desconcertante.
En estilo documental, el largometraje dirigido por Rodrigo H. Vila lleva un buen tiempo, grandes acotaciones de ex jugadores históricos y actuales del club -Tevez, Maradona, Miguel Brindisi, los mellizos Barros Schelotto, Schiavi, Palermo y Abbondanzieri entre los más destacados-, tal vez en lo que flaquea es en su línea temporal, donde salta de la década pasada a los 70, de allí a los 90, vuelta a los años 2000 y otra vez hacia atrás a los 60. Con el arranque de cada escena surge el desconcierto de no saber en qué parte del tiempo se está parado y se tardan unos cuantos segundos en ubicarse.
El film también intenta una parte ficcionada con un señor de entrada edad, hincha/obsesionado con el club de la ribera y el trillado recurso del señor con la mirada perdida y recordando en voz alta -o escribiendo sobre un libro que se nota desde la última fila que ya está escrito- para introducir al espectador a la década que toque en el momento.
Otro desafío que representa esta película es que, a las claras, sólo puede ser disfrutada por un hincha de Boca Juniors, no es un honor al hincha del fútbol. Como pieza documental, no comprende tanto valor tampoco, ya que cada situación y cada anécdota está al alcance de la mano de cualquiera en Youtube.
El 3D que indica su título tiene sus grandes momentos con las tomas aéreas de la bombonera actual, donde globos, papelitos y pirotecnia se vienen encima del espectador. Pero es inexistente a la hora de revivir campeonatos como la Copa Libertadores de América de 1977 por obvias razones de carácter técnico.
Boca Juniors 3D, la película levanta sus propios muros herméticos y se deja querer sólamente por el hincha Xeneixe; para ningún otro amante de clubes de la Argentina, este documental tiene valor emocional o al menos periodístico.