Terror que viene de Rusia, del joven director y guionista Svyatoslav Podgarvsky, que ya demostró con “La novia” y “La sirena” que este género lo atrae y que trata de darle cada vez más calidad de fotografía, dirección de arte e iluminación. En este caso hurga en los rituales de la magia negra, como en sus otros films en el folklore nativo, y arma una historia donde si bien el demonio o los monstruos no aparecen, serán los humanos poseídos los capaces de las peores atrocidades. Aquí el puntapié inicial lo da una costurera que da el mal paso con un hechizo, quiere que su pareja y padre de su hija esté pegada a ella como la hiedra a la pared, y cumple minuciosamente el ritual. Lo mejor es que el hechizo se cumple y el objeto de su amor se transforma en un obsesivo perseguidor del que quiere librarse. Embrujados e inocentes se enredan en historias dignas de un teleteatro, con escenas que dan miedito y logran su mejor objetivo para el género.