Una joven madre, modista y costurera, ultima los detalles del vestido de boda para una novia. Tiene motivos para estar orgullosa de su obra, pero el mundo se le viene abajo cuando descubre a su novio con otra mujer. Desesperada porque él ya no la ama, se convence de hacer todo lo posible por retenerlo, para que su beba crezca con sus padres. Así que acude a una hechicera y pone en marcha un ritual.
Como podemos suponer, los efectos del hechizo son inesperados. El novio vuelve a ella, pero demasiado. Una unión posesiva para la que no distingue amenazas: hasta los seres queridos, incluso los más inocentes, aparecen como obstáculos que se interponen en la necesidad de tenerla para él todo el tiempo.
Con mucha rapidez se suceden los hechos en esta película rusa, cuya puesta, poco imaginativa, llega a ofrecer sin embargo algunas imágenes más o menos inquietantes. En plan telefilme menor, y con un doblaje al inglés que no ayuda.