“Cuando me dijiste que tu familia era disfuncional… no pensé que era una banda de locos asesinos!!”
Esta es una idea simpática y limitada que termina dando mucho mas de lo promete. Algo así como El Malvado Zaroff (The Most Dangerous Game) pero ambientada entre cuatro paredes. Samara Weaving se casa con el heredero de una familia podrida en plata, la cual hizo su fortuna en base a juegos de mesa. La costumbre familiar es que la novia, en la noche de boda, saque una carta de un cofre misterioso y tenga que jugar el juego que dice el naipe. El 99% de los juegos son inofensivos – ajedrez, backgammon, etc – pero la Weaving tiene la mala suerte de sacar la carta de “Escondidas”. Como la cara la delata, la Weaving piensa que esto es una estupidez extrema y desea complacer a su nueva familia política así que sale a esconderse. Lo que mas tarde descubre es que todos salen a buscarla… armados hasta los dientes y dispuestos a liquidarla a la primera oportunidad, sin importar si el novio está de acuerdo con las tradiciones familiares o no.
La Weaving es la sobrina de Hugo Weaving (Elrond!) y, por lo visto, la cara de loca es hereditaria. Considerando la carrerita que se viene armando (la vi en una de zombies encerrados en un edificio de oficinas), la Weaving es seria candidata a convertirse en una scream queen, una reina del género de terror del bajo presupuesto – su caso es muy parecido a la de Fiona Dourif, hija de Brad, que tiene una cara de chiflada descomunal y la que vimos fugazmente (y ultrasacada) en Dirk Gently: Agencia de Investigaciones Holísticas, amén de participar con papi en algunos capítulos de la franquicia de Chucky, el Muñeco Diabólico -. La piba es fea, narigona, flaca, dientona y con ojos enormes de animé, pero tiene cierto mojo que uno disfruta cuando empieza a putear como camionero. Porque acá la novia no es una mina virginal e inocentona sino una piba media recia y malhablada, que al principio se desmorona al ver toda esa locura y después acepta las reglas del juego y se vuelve badass… aunque sea por un tiempito. Verla con el traje de novia roto y ensangrentado, con una bandolera de municiones y portando un rifle para matar elefantes te causa una impresión difícil de borrar.
Por supuesto la premisa es estúpida y la única manera de ejecutarla de manera decente es convirtiéndola en una comedia. Mientras que las expresiones de la Weaving son impagables – al ver todas las atrocidades cometidas por sus suegros -, el resto no se queda atrás. La hija menor (Melanie Scrofano, de la serie Wynnona Earp) es una torpe de aquellas y mata a medio elenco al ser incapaz de operar como la gente las armas antiguas que deben usar para la cacería (y es una de las mejores cosas del filme). El siempre bienvenido Henry Czerny pone cara de asombro para todo, y una envejecida Andie McDowell prueba suerte en una comedia fuera de su zona de confort, en donde tiene sus momentos. Pero lo mejor es la tía Helene de Nicky Guadagni, una veterana pasada de maquillaje que parece salida de Los Locos Addams y que no duda en portar una hacha gigante a la hora de volverse medieval.
Hay algunos shocks aunque la onda es el humor macabro a lo Tarantino donde la gente se despedaza por error, explota por el aire dejando un baño de sangre como si el cuerpo humano tuviera 100 litros de hemoglobina, y se hieren de las maneras mas bizarras como el agujero en la mano que se consigue la Weaving después de un encuentro “amistoso” con uno de los críos de la familia. Para agregarle contexto hay una historia flotando por ahí de cierto pacto diabólico que deben cumplir antes del amanecer, so pena de perder la fortuna y la vida de la peor manera.
Si Boda Sangrienta es dispar, es porque en la última media hora se deshilacha un poco. Cobra un poco de energía en el clímax, pero no le alcanza para compensar el bajón. Eso no significa que sea una película mala en absoluto, pero si una que te entretiene bastante si te gustan las comedias de horror bien sangrientas, y si no te ponés a pensar demasiado en lo rebuscado de la premisa (¿para qué jugar a la cacería cuando podían drogarla sin llamar la atención, si lo único que precisaban es un cuerpo para un sacrificio humano?). Está ok, pero pienso que un Sam Raimi o un Peter Jackson (de sus comienzos de carrera) podrían haber hecho cosas mas salvajes con la premisa, y hubieran dejado una impresión mucho mas duradera.