Una atractiva y divertida comedia de horror
Los realizadores de “V/H/S” dirigen esta película de humor negro no apta para espectadores impresionables
La joven y bella Grace está a punto de vivir el día más feliz de su vida y también el más terrorífico. Tras celebrar una boda íntima en la inmensa y gótica mansión de los padres de su prometido, una antigua tradición pondrá a la novia en medio de un sanguinario juego en el que su familia política intentará darle muerte mientras la persigue por los laberínticos pasillos del lugar.
Samara Weaving arranca el filme “blanca y radiante”, pero no tendrá inconvenientes en mancharse las manos a lo largo de esta atractiva y divertida comedia de horror del subgénero “noche de bodas” que muta en un slasher ultra gore muy original, fresco y divertido.
Los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett llevan junto a la novia un macabro juego de escondidas en el que cada rincón, cada sótano, cada lugar oscuro depara una sorpresa. Con mucho humor físico (secuencias dignas de un cartoon), personajes excéntricos y una admirable dirección de arte y fotografía, Boda sangrienta cautiva rápidamente. Más allá de que el metraje es corto y dinámico, los realizadores presentan el conflicto rápidamente y se reservan varios giros argumentales a la largo del mismo, por lo que el espectador nunca deja de sorprenderse.
Sin un ápice de solemnidad, otro atractivo del filme radica en lo creíble de las actuaciones: Samara Weaving realiza un tremendo trabajo físico (a la altura de las mejores “reinas del grito”) y es acompañada por un elenco muy sólido en el que todos tienen su momento de lucimiento. Desde la sorprendente Andy MacDowell (en un registro alejado al de su filmografía), pasando por Henry Czerny hasta Mark O’Brien como el novio que se debate entre el amor y el sanguinario mandato familiar.
A pesar de nunca renegar del género, es fácil leer entrelineas y reconocer en el filme una sátira que se burla de las diferencias de clases y del matrimonio como institución que debe respetar ciertos votos, incluido el paradójico “hasta que la muerte los separe”. Sin arroz, ni vals, esta Boda sangrienta, sin dudas se convertirá para los amantes de las emociones fuertes en una “fiesta inolvidable”. ¡Viva los novios!