Hasta que la muerte los separe. Crítica de “Boda Sangrienta” de Tyler Gillett, Matt Bettinelli
Durante la noche de su boda, una mujer recibe la invitación por parte de la rica y excéntrica familia de su marido para participar en una tradición ancestral que se convierte en un juego letal de supervivencia. Por Bruno Calabrese.
Una mansión gigante, una familia adinerada y una tradición familiar forman parte de esta original comedia negra, plena de terror, sangre y mucho humor negro. Básicamente, “Boda Sangrienta” es un juego de alto riesgo de cazar al ratón. En este caso, el ratón es Grace ( Samara Weaving ) una niña adoptiva sin familia real, quien pensó que se había sacado la lotería cuando conoció a Alex Le Domas (Mark O’Brien), sin darse cuenta de que el soltero elegible podría tener una parentela perturbada y desordenada. El clan de sangre azul ultra rica y extremadamente inescrupulosa se une para encontrar a la nueva integrante de la familia. Además de su dinastía de dinero antiguo, la familia Le Domas tiene sus razones para realizar ese tradicional juego, que la película irá dilucidando con el transcurso.
La cacería dará comienzo en la misma noche de bodas, con la particularidad de que los únicos asistentes son la familia del novio. La noche de bodas soñada no será tal, el patriarca Tony (un Henry Czerny demente) se encarga de armar a sus cuatro hijos, aunque Alex prefiere quedarse fuera del acecho de su nueva novia, otorgándole a cada uno un arma antigua, ya sea ballesta, pistola de bolsillo o una gran hacha de batalla. Aunque la madre de Alex (Andie MacDowell) y el hermano Daniel (Adam Brody) parecen un poco menos entusiasmados con la muerte de Grace, la mayoría tiene toda la sed de sangre por la oportunidad. Quien mas tiene es la tía Helene (Nicky Guadagni), un siniestro personaje que parece haber salido del oscuro mundo de Tim Burton.
En “Boda Sangrienta” la violencia es exagerada, provocando risa cuando ciertos personajes son asesinados inesperadamente, y nuevamente cuando llega el momento de deshacerse de sus cuerpos, una fusión exacta que combina la crueldad de los sucesos con el humor. Comenzando inocentemente con matices espeluznantes, la comedia está allí desde el principio, pero comienza a funcionar una vez que la primera víctima de Le Domas es accidentalmente asesinada.
Quien se carga el rol de heroina que luchará contra la sangrienta tradición de la familia rica es Samara Weaving (de sorprendente parecido a Margot Robbie). No es la primera vez que vemos a la actriz en una comedia de este estilo, ya sorprendió personificando a Bee, la niñera de la divertida y sangrienta “The Babysitter” (Está en Netflix, si no la vieron). Pero Grace no solo está tratando con los Le Domases aquí, también se enfrentará a toda la institución del matrimonio, y para sobrevivir a su noche de bodas, tendrá que derribar el sistema que la puso en esta posición. Ante lo cual, cada acto de autodefensa se vuelve simbólico, destruyendo los cimientos de una construcción social.
Una despiadada familia rica, que cree tener el poder y la impunidad de hacer lo que a ellos se les plazca, sin ninguna consecuencia pero que no esperaba cruzarse con una novia implacable, acostumbrada a sobrevivir en el mundo real. Una lucha por la supervivencia oscura y original, “Boda Sangrienta” es delirante y despiadada; un combo de sangre y humor negro sumamente entretenido.
Puntaje: 80/100.