Gore y comedia negra se conjugan a la perfección en esta película de la dupla Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett que comienza dentro del subgénero de noche de bodas y luego deriva hacia un juego de escondidas con una familia de psicópatas multimillonarios siguiendo una vieja tradición que consiste en cazar (sí, con “z”) a la novia de turno.
Claro que nuestra heroína llamada Grace (Samara Weaving, que tiene un look que es casi un calco de la también australiana Margot Robbie) no se rendirá tan fácilmente y lo que sigue será un vertiginoso exponente de terror gótico (aunque la historia transcurre en la actualidad) en una descomunal mansión histórica y con personajes encantadoramente desquiciados: además de Weaving, se lucen Mark O'Brien (como el flamante esposo que se debate entre el amor por Grace y la lealtad con su familia), Henry Czerny (el padre), la gran Andie MacDowell (la madre), Nicky Guadagni (la excéntrica tía), Adam Brody (el hermano del novio) y varios integrantes más de un clan tan perverso como sádico.
Quizás cada uno de los elementos de Boda sangrienta no sea particularmente novedoso si se lo analiza de forma independiente, pero todos ellos -en su conjunto y sobre todo en su sabia combinación- conforman un bienvenido festival de sangre y gags construido a partir de un humor negrísimo que se disfruta de principio a fin. Un impecable exponente de cine de género.