Nuevamente se pone en marcha el juego del "gato y el ratón" con el marco de una mansión gótica -no es casual que la coproductora sea la mítica Hammer- y con una serie de persecuciones que funcionan como crítica a sórdidos placeres aristocráticos.
Boda sangrienta comienza con una cacería en el pasado en la que están involucrados niños y salta al presente con una boda prometedora. La joven novia Grace -Samara Weaving- se integra a la excéntrica familia de su nuevo esposo Alex -Mark O’Brien- pero pertenecer a Le Domas tiene sus riesgos. Al casarse, ella deberá cumplir con una tradición que se convierte en un juego mortal y tiene la mala suerte de sacar la peor carta.
Este es el punto de partida de la película dirigida por Tyler Gillett yMatt Bettinelli-Olpin -quienes vienen de VHS y Heredero del diablo- que deambula entre el pasado explicando gustos y emprendimientos de la familia y un presente sangriento con un clan muy parecido a una secta que parece salida del mismísimo infierno. El rostro de la siempre eficaz y reaparecida Andie Mc Dowell se convierte acá en la amenazante madre Becky junto al marido Tony -Henry Czerny- y lideran a un grupo de psicópatas que se lanzan armados a cazar a su presa. También es de temer la tía Helene -Nicky Guadagni-...
El relato, que recuerda a Huye! - salvando las distancias - donde el novio afroamericano conocía las verdaderas intenciones de los padres y de su prometida, se sumerge en una combinación de comedia negra con suspenso y terror ambientada en los lúgubres pasillos de la mansión en cuestión. Hay una escena -muy lograda- desarrollada en la cocina de la casona que también trae sus fantasmas como en el viejo Hotel Overlook.
Si bien los directores ponen el acento en las persecuciones, la desconfianza y el tono oscuro en la primera parte, escogen luego algunos gags que desdibujan la peligrosidad de algunos personajes pero el clima de tensión se mantiene hasta el final.
Boda sangrienta no es una genialidad y echa mano a recursos ya vistos, con estética gore incluída, pero mantiene la intriga con esta mujer ingenua de armas tomar, enfundada en su roto y manchado vestido de novia acompañado por zapatillas, que no duda en transformarse en una cazadora cuando de sobrevivir se trata.