Grace (Samara Weaving) se casa con Alex, miembro de la acaudalada familia Le Domas, excéntricos fabricantes de juegos. En su noche de bodas, Grace debe cumplir con una tradición familiar y elegir una carta al azar de una caja misteriosa. Esta tradición se remonta a los orígenes de la dinastía y a un pacto misterioso que dio lugar a la fortuna familiar. En la carta aparecerá el nombre de un juego que deberá jugar con sus nuevos parientes. A ella le toca “Hide and Seek” (“la escondida”). Lo que Grace no sabe es que además de buscarla la familia debe matarla antes del amanecer.
Boda Sangrienta es una película que mezcla comedia, terror y acción. Es difícil decir si uno de estos géneros predominan por sobre los otros. No es una película cuyo fin sea generar horror en el espectador, pero logra algunos momentos de tensión. Tiene algunas imágenes gore, pero con un fin principalmente cómico. El humor es una constante en toda la película, no posee momentos dramáticos o reflexivos marcados.
Por otro lado, desde que la cacería se inicia, predomina la acción física. Quizás esto es lo más logrado de la película. El argumento avanza a golpe de persecuciones, mutilaciones y huidas imposibles. Samara Weaving recibe porrazos, disparos, caídas y accidentes de autos como el mejor de los héroes de acción. Sin necesidad de un uso marcado y demagógico de la lucha feminista, el personaje de Grace se presenta como una mujer imparable, que aguanta tantos golpes como los que da. Y lo mejor es que el guion de la película estira este recurso hasta el último momento, sin miedo al absurdo ni pretensiones de “seriedad”.
Un poco más flojo es el uso del humor y el horror. Pretende ser una comedia negra, pero recurre a gags simplones y obvios. Falta acidez e ingenio. Tampoco llega a niveles extremos con el humor negro, como sí lo hace con la acción. Lo mismo pasa con el componente gore. Hay, si, pero queda tibio. Parece que la violencia se hubiese medido para ganar el favor de los amantes del género, pero sin perder los horarios centrales de las salas de cine. Es una lástima porque la película podría haberle sacado mucho jugo a estos elementos, pero la cosa queda a medio camino. Es una película que podría haber sido de culto pero se siente como entretenimiento mainstream para un sábado de súper acción. Quizás si Boda Sangrienta se hubiese hecho en Gran Bretania, estaríamos frente a una nueva Shawn of the Dead. O bajo la dirección de un español podría haber quedado algo cercano a la factoría de Álex de la Iglesia. Una lástima.
Boda Sangrienta presenta una premisa original, pero le faltó combustible para convertirse en una película que trascienda el ser un entretenimiento pasajero. No obstante, ofrece buena acción y una buena performance por parte del elenco, en el que sobresalen Samara Weaving y el regreso de la semi-desaparecida Andie MacDowell (la de “Hechizo del tiempo” y otras películas de los 80s, aunque ahora hace publicidades de crema anti-age).
Como dato de color, el trasfondo de la familia, es decir lo que se esconde tras la boda, recuerda a lo que ocurre con la familia del novio en la película argentina “Claudia” de Sebastián De Caro. Aunque en ese caso está manejado con mayor sutileza.