Las limitaciones de la conservadora industria y las complicaciones que llevó adelante esta biopic, con despido de director incluido, auguraban que esta no sería precisamente la fascinante y esperada historia que tamaña leyenda musical merecía. Aquello sumado al ojo supervisor de los músicos Brian May y Roger Taylor-guitarrista y baterista de la icónica banda-encargados de evitar que el relato se introdujera en terrenos no deseados. Esto es Bohemian Rhapsody, una fábula trivial, superficial y absolutamente convencional sobre el ascenso de Queen y la vida de Freddie Mercury, la voz inconmensurable que revolucionó el rock.
Todo comienza cuando un joven maletero de origen tanzanés llamado Farrokh “Freddie” Bulsara (Rami Malek) decide probar suerte con una banda local de universitarios bautizada Smile, que recién acababa de perder a su cantante principal. Impresionados por el alcance de la voz de Bulsara, el astrofísico Bryan May (Gwilym Lee) y el estudiante de medicina Roger Taylor (Ben Hardy) no dudan en sumarlo al proyecto, cambiando el viejo nombre de la banda por el de Queen. La destreza técnica, la fusión de diversos ritmos inconcebibles para la época y los asombrosos shows en vivo que desafiaban todo estereotipo machista, convierten rápidamente a esta banda oriunda de Londres en una de las más populares e inspiracionales de la década de los ‘70. Mientras tanto, la vida del extravagante Freddie-ahora renacido como Freddie Mercury-parece salirse de control. Entre fiestas, excesos, giras interminables, discos platinos y el acoso de los prensa, la Reina toca fondo y el futuro de la imponente banda comienza a desquebrajarse.
La principal deficiencia del film se encuentra en el guion, insustancial y totalmente desprovisto de vuelo poético. El relato de como este talentoso grupo de amigos londinenses llegan a la cima de la industria musical resulta tan esquemático y saturado de lugares comunes que podría ser aplicable a la de cualquier banda del momento. La mayoría de la escenas lucen una llamativa falta de matices y profundidad psicológica, sobre todo en relación con el aspecto artístico de la banda. La cinta pasa de una pieza a la otra como si se tratase de un trámite administrativo, sin intenciones de reflexionar acerca del crecimiento del grupo, las personalidades cambiantes de sus integrantes o la transformación de Freddie en aquel electrizante showman que hacía vibrar los estadios del mundo.
Si algo queda claro es que ni el director despedido Bryan Singer(X-Men) ni su posterior reemplazo Dexter Fletcher (Eddie the Eagle) logran otorgarle algo de identidad propia a esta fallida biografía. El poco ingenio y desarrollo dramático se ve compensado por largas y esplendorosas secuencias de shows en vivo, donde vemos al Mercury de Malek desplegar toda su magia. Sin duda, el momento más destacable de la cinta llega en el final, con la presentación de Queen en el recital Live Aid de 1985, considerado el mejor concierto de todos los tiempos. La banda, que compartió escenario con otros enormes monstruos del rock como David Bowie, Paul McCartney y The Who, brilló con un repertorio repleto de éxitos tales como Radio Ga Ga, Hammer to Fall y la mítica canción que da nombre a esta película.
A pesar de las numerosas imperfecciones que manifiesta el film, cabe reconocer que Rami Malek hace un gran esfuerzo por introducirse en la piel de este difícil personaje poseedor toda una mística aparte. El actor conocido por su protagónico en la serie Mr. Robot luce perfectamente caracterizado, algo que ya habíamos podido apreciar en los avances, y tanto sus gesticulaciones, como sus movimientos arriba del escenario y la impecable mímica de las canciones le juegan varios puntos a favor. Es una pena que el talento de Malek no se haya explotado más que para una suerte de caricatura del cantante, que apenas se atreve a rozar, casi con miedo y bajo una atmósfera conservadora constante, los lugares menos conocidos de su vida. Al final de cuentas, lo más probable es que espectador sienta que no ha llegado a conocer al hombre detrás del artista.
Para aquellos que busquen deleitarse con los clásicos temas de una de las bandas más importantes de la historia, Bohemian Rhapsody resulta una buena y entretenida opción. Sin embargo, los que vayan al cine con altas expectativas, esperando ver una crónica apasionante, que rinda honor al gigantesco paso de Queen y Freddie Mercury por la música, seguramente acabaran por desilusionarse. Esta vez, la espera no valió la pena.