“Bohemian Rhapsody”, de Singer y Dexter Fletcher
Por Jorge Bernárdez
Desde que se supo que la vida de Fredy Mercury iba a llegar a la pantalla grande, el proyecto estuvo rodeado de controversias, chismes, peleas y todo concluyó con la expulsión del director Bryan Singer, que de todas maneras es quien aparece en los títulos.
Rapsodia Bohemia es la historia de Fredy Mercury pero también es la historia de la banda en la que brilló y no podía ser de otra manera ya que aparecen cómo productores nada menos que Brian May y Roger Taylor, es decir el guitarrista y el baterista de Queen, lo que hace que uno se pregunte qué pasó con el bajista y la respuesta está en los últimos recitales en los que se presentó lo que queda de Queen donde Deacon no participó. La primera noticia que se tuvo fue que Sacha Baron Cohen quien se iba a meter en las pantalones de Fredy Mercury pero finalmente se bajó y su reemplazo fue Ramy Malek, a quien le público conoce por la serie Mr Robot, entre otras cosas. Malek al poco tiempo de filmar comenzó a quejarse de la falta de atención del director y eso más algunas denuncia que nunca llegaron a aclararse de lo que se conoce en Hollywood como “Me too”, terminaron con la separación del director de Los sospechosos de siempre y de lo mejor de los X Men.
De entrada la narración de la película se centra en el inmigrante al que todos confundían con un pakistaní y que inevitablemente terminaba en pelea, ya que al joven Bulsara se rebelaba y aclaraba que era de Zanzibar. Si para afuera se encargaba de dejar en claro su real procedencia, para la interna familiar era un rebelde que hacía que el padre sufriera por que lo veía lejos de las enseñanzas de la tradición Zoroástrica que era la religión que practicaban los Bulsara en su país natal y por la cual tuvieron que huir. Cuando empieza la película el joven marginado por la sociedad trabaja de levantar maletas en el aeropuerto, pero en sus ratos libres sabía donde estaba la acción y se paseaba por los clubes nocturnos escuchando grupos y soñando con subirse al escenario. Rápidamente la historia se encamina y muestra la forma en que Fredy se apodera del puesto de frontman de la banda que se llamaba Smile al principio de todo.
A partir de ese momento asistimos al ascenso de Queen, se nos muestra las giras por pequeños poblados y cómo empiezan a codearse con los que manejaban el mundo de la música de esa época. Los vemos desafiar los lugares comunes de la industria y vemos al cambio de nombre del joven Bulsara, que le cuenta a su familia que dejó de llamarse así y que ahora se llama en su documento inglés Fredy Mercury. También lo vemos enamorarse de la mujer que le inspira la canción “Love of my Life”, pero también lo vemos juguetear con su imagen ambigua y levemente andrógina.
Antes de seguir adelante un aviso a los fanáticos muy fanáticos, la película se toma muchas libertades y quizás la principal sea cierta alteración en la línea del tiempo y la aparición de algunos temas en una época en la que todavía no habían sido grabados.
Queen se afianza y llega el momento de grabar “Una noche en la Ópera” el productor de la EMI les pide que graben un disco parecido al anterior, pero Fredy y el resto de la banda se empecina que no, que necesitan innovar, que el disco nuevo iba a tener una sección operística, algo de music hall y música de cabaret. Ese es un momento fantástico de la película en el que se luce Mike Myers haciendo del legendario Ray Foster, el hombre con el que la banda se peleó por tratar de imponer su criterio a pesar de que ninguna radio transmitiría un tema de seis minutos. Foster, que había producido El lado oscuro de la Luna, no quería saber nada con ese tema extravagante y desquiciado que apenas se entendía.
La película tiene un quiebre, mezcla anécdotas reales con alguna idealización, pero se ve claramente que el estrellato le fue haciendo ganar confianza a Mercury que decide enfrentar a su novia y decirle que es bisexual. Rami Malek es el gran sostén del relato, su Mercury es una estrella caprichosa, insoportable, con glamour y decididamente provocadora pero muestra cierta fragilidad de fondo. El chico de Zanzibar late siempre debajo de todo. Es interesante que una película mainstream encare el tema de la sexualidad del protagonista de manera tan directa, pero también hay que decir que los ex compañeros de Fredy no se privan de pasarle alguna factura de manera no demasiada solapada.
El final de “Rapsodia Bohemia” es un prodigio que deja con la boca abierta, porque reconstruye un momento único de la historia del rock. En 1985 y por iniciativa de Bob Geldof, se organiza un show en el estadio de Wembley para recaudar fondos para ayudar al continente africano. El show tendría en el otro lado del océano al estadio John Fitzgerald Kennedy en Filadelfia, con un show paralelo de artistas norteamericanos. Todo el mundo del rock confirmó su presencia menos Queen, que se encontraba en receso ya que su líder había decidido probar suerte como solista. Al momento de cerrar las listas de participantes Queen llevaba mucho tiempo sin tocar y faltando un par de semanas confirman su presencia. En los ensayos Mercury le anuncia a la banda que tiene SIDA pero les pide que no cuenten nada. Ese show de Queen en Live Aid es consagratorio, veinte minutos electrizantes. La película reconstruye ese show y es emocionante lo que logran y lo que hace Malek dandole vida a Mercury en su momento culminante. El que no se emociona con eso es porque en la venas no tiene sangre, todas la fallas o las inexactitudes de un guión que debe haber sido revisado una y otra vez quedan en el olvido y todo se vuelve una fiesta, un rito, uno de esos momentos que parece imposibles que pueda recrearse pero ahí está, en pantalla grande y con sonido Dolby. Y cuando llega el final nada más importa porque tuvimos a Queen de nuevo y por un rato la película logra una clase de magia. Y eso es más que suficiente.
BOHEMIAN RHAPSODY
Bohemian Rhapsody. Reino Unido/Estados Unidos, 2018.
Dirección: Bryan Singer y Dexter Fletcher. Guión: Anthony McCarten. Intérpretes: Rami Malek, Lucy Boynton, Gwilym Lee, Ben Hardy, Joseph Mazzello, Aidan Gillen, Tom Hollander, Allen Leech, Mike Myers, Aaron McCusker. Producción: Bryan Singer, Roger Taylor, Brian May, Graham King, Peter Oberth y Jim Beach. Distribuidora: Fox. Duración: 134 minutos.rge Bernárdez - 30 octubre, 2018
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Desde que se supo que la vida de Fredy Mercury iba a llegar a la pantalla grande, el proyecto estuvo rodeado de controversias, chismes, peleas y todo concluyó con la expulsión del director Bryan Singer, que de todas maneras es quien aparece en los títulos.
Rapsodia Bohemia es la historia de Fredy Mercury pero también es la historia de la banda en la que brilló y no podía ser de otra manera ya que aparecen cómo productores nada menos que Brian May y Roger Taylor, es decir el guitarrista y el baterista de Queen, lo que hace que uno se pregunte qué pasó con el bajista y la respuesta está en los últimos recitales en los que se presentó lo que queda de Queen donde Deacon no participó. La primera noticia que se tuvo fue que Sacha Baron Cohen quien se iba a meter en las pantalones de Fredy Mercury pero finalmente se bajó y su reemplazo fue Ramy Malek, a quien le público conoce por la serie Mr Robot, entre otras cosas. Malek al poco tiempo de filmar comenzó a quejarse de la falta de atención del director y eso más algunas denuncia que nunca llegaron a aclararse de lo que se conoce en Hollywood como “Me too”, terminaron con la separación del director de Los sospechosos de siempre y de lo mejor de los X Men.
De entrada la narración de la película se centra en el inmigrante al que todos confundían con un pakistaní y que inevitablemente terminaba en pelea, ya que al joven Bulsara se rebelaba y aclaraba que era de Zanzibar. Si para afuera se encargaba de dejar en claro su real procedencia, para la interna familiar era un rebelde que hacía que el padre sufriera por que lo veía lejos de las enseñanzas de la tradición Zoroástrica que era la religión que practicaban los Bulsara en su país natal y por la cual tuvieron que huir. Cuando empieza la película el joven marginado por la sociedad trabaja de levantar maletas en el aeropuerto, pero en sus ratos libres sabía donde estaba la acción y se paseaba por los clubes nocturnos escuchando grupos y soñando con subirse al escenario. Rápidamente la historia se encamina y muestra la forma en que Fredy se apodera del puesto de frontman de la banda que se llamaba Smile al principio de todo.
A partir de ese momento asistimos al ascenso de Queen, se nos muestra las giras por pequeños poblados y cómo empiezan a codearse con los que manejaban el mundo de la música de esa época. Los vemos desafiar los lugares comunes de la industria y vemos al cambio de nombre del joven Bulsara, que le cuenta a su familia que dejó de llamarse así y que ahora se llama en su documento inglés Fredy Mercury. También lo vemos enamorarse de la mujer que le inspira la canción “Love of my Life”, pero también lo vemos juguetear con su imagen ambigua y levemente andrógina.
Antes de seguir adelante un aviso a los fanáticos muy fanáticos, la película se toma muchas libertades y quizás la principal sea cierta alteración en la línea del tiempo y la aparición de algunos temas en una época en la que todavía no habían sido grabados.
Queen se afianza y llega el momento de grabar “Una noche en la Ópera” el productor de la EMI les pide que graben un disco parecido al anterior, pero Fredy y el resto de la banda se empecina que no, que necesitan innovar, que el disco nuevo iba a tener una sección operística, algo de music hall y música de cabaret. Ese es un momento fantástico de la película en el que se luce Mike Myers haciendo del legendario Ray Foster, el hombre con el que la banda se peleó por tratar de imponer su criterio a pesar de que ninguna radio transmitiría un tema de seis minutos. Foster, que había producido El lado oscuro de la Luna, no quería saber nada con ese tema extravagante y desquiciado que apenas se entendía.
La película tiene un quiebre, mezcla anécdotas reales con alguna idealización, pero se ve claramente que el estrellato le fue haciendo ganar confianza a Mercury que decide enfrentar a su novia y decirle que es bisexual. Rami Malek es el gran sostén del relato, su Mercury es una estrella caprichosa, insoportable, con glamour y decididamente provocadora pero muestra cierta fragilidad de fondo. El chico de Zanzibar late siempre debajo de todo. Es interesante que una película mainstream encare el tema de la sexualidad del protagonista de manera tan directa, pero también hay que decir que los ex compañeros de Fredy no se privan de pasarle alguna factura de manera no demasiada solapada.
El final de “Rapsodia Bohemia” es un prodigio que deja con la boca abierta, porque reconstruye un momento único de la historia del rock. En 1985 y por iniciativa de Bob Geldof, se organiza un show en el estadio de Wembley para recaudar fondos para ayudar al continente africano. El show tendría en el otro lado del océano al estadio John Fitzgerald Kennedy en Filadelfia, con un show paralelo de artistas norteamericanos. Todo el mundo del rock confirmó su presencia menos Queen, que se encontraba en receso ya que su líder había decidido probar suerte como solista. Al momento de cerrar las listas de participantes Queen llevaba mucho tiempo sin tocar y faltando un par de semanas confirman su presencia. En los ensayos Mercury le anuncia a la banda que tiene SIDA pero les pide que no cuenten nada. Ese show de Queen en Live Aid es consagratorio, veinte minutos electrizantes. La película reconstruye ese show y es emocionante lo que logran y lo que hace Malek dandole vida a Mercury en su momento culminante. El que no se emociona con eso es porque en la venas no tiene sangre, todas la fallas o las inexactitudes de un guión que debe haber sido revisado una y otra vez quedan en el olvido y todo se vuelve una fiesta, un rito, uno de esos momentos que parece imposibles que pueda recrearse pero ahí está, en pantalla grande y con sonido Dolby. Y cuando llega el final nada más importa porque tuvimos a Queen de nuevo y por un rato la película logra una clase de magia. Y eso es más que suficiente.
BOHEMIAN RHAPSODY
Bohemian Rhapsody. Reino Unido/Estados Unidos, 2018.
Dirección: Bryan Singer y Dexter Fletcher. Guión: Anthony McCarten. Intérpretes: Rami Malek, Lucy Boynton, Gwilym Lee, Ben Hardy, Joseph Mazzello, Aidan Gillen, Tom Hollander, Allen Leech, Mike Myers, Aaron McCusker. Producción: Bryan Singer, Roger Taylor, Brian May, Graham King, Peter Oberth y Jim Beach. Distribuidora: Fox. Duración: 134 minutos.