La película sobre Freddie Mercury y Queen venía cruzada desde el principio. Primero por la baja de su protagonista original, Sacha Baron Cohen. Y a último momento por el despido de su director, Bryan Singer (Los sospechosos de siempre, X-Men), que igual aparece acreditado como realizador de este aguisado que tuvo su toque final de cocción a cargo de Dexter Fletcher (responsable de la biopic sobre Elton John, que está en pleno rodaje).
Después de tantas idas y vueltas, lo cierto es que hay pocas cosas destacables en Bohemian Rhapsody, un film despachado cual expediente sin mayores hallazgos ni vuelo artístico. Que la banda sonora es insuperable, eso se da por descontado desde antes de ver la película. Que la caracterización de Rami Malek en la piel de Freddie Mercury es eficaz, resulta un desafío conquistado frente a tamaño ícono de la historia del rock.
Esta producción, que debutó en el número 1 de la taquilla argentina, concentra su acción durante los años '70 y '80. Cubriendo un arco que va desde el momento en que Mercury ingresa a la banda Smile, tras la deserción de su cantante, para pronto rebautizar el proyecto que lo llevaría a la gloria bajo el nombre de Queen. Y llegando al apoteósico concierto Live Aid, donde el legendario cuarteto compartió la grilla del multitudinario evento benéfico junto a figuras como David Bowie, Paul McCartney y The Who.
Puesta en piloto automático desde los primeros minutos, la fórmula de Bohemian Rhapsody respeta a rajatabla los muy transitados esquemas de la películas que narran el ascenso al estrellato de algún mito de la escena musical. El film pasea por varios momentos clave en la vida de Freddie, sin desarrollar ni conmover con ninguna instancia en particular. El esbozo de algunas tensiones familiares, su incondicional vínculo de amor/ternura con Mary Austin (a quien le dedicó el single Love of my life), la historia de pareja/manipulación con su manager Paul Prenter, y el reencuentro con Jim Hutton, un querible tipo que conoció fugazmente en un hotel; pero que se transformó en su verdadero ladero hasta el final de sus días. Todo está retratado sin mayor detalle, con el típico ritmo picado y la nula profundidad que caracteriza a cualquier serie promedio de Netflix. Hasta el entramado vincular entre el líder Queen y sus compañeros de banda, es presentado entre la algarabía y uno que otro chispazo, con todos los actores encarnando correctamente a Brian May, Roger Taylor y John Deacon; pero sin generar una lograda alquimia entre los personajes.
Cada pasaje, funciona como una excusa para hacer desfilar los inmortales hits propulsados por el popular team británico, pero detrás de eso no hay mucho más. Criaturas y conflictos con poca carnadura, y una nula voluntad por parte del realizador de practicar una apropiación artística del intenso mundo de Freddie Mercury. Exceptuando los momentos en que con cierta frescura, la película ilustra el detrás de escena de la creación de himnos como Bohemian Rhapsody, o el no menos legendario We will rock you; todo resulta demasiado pasteurizado. El público podrá corear a sus anchas las canciones desde las butacas, en una propuesta que definitivamente tiene más clima de karaoke, que de inmersión en la apasionante vida de uno de los front man más carismáticos de todos los tiempos.
Con la supervisión de Brian May y Roger Taylor, esta biopic podrá irritar a los puristas más expertos en la historia y discografía de Queen. Por momentos, alguna canción aparece en el eje cronológico del relato antes de haber sido grabada, y hay desajustes entre algunos conciertos emblemáticos y episodios de la vida personal de Freddie. Por otro lado, al buscar la versión más lavada del poderoso líder de la banda, el film pierde entre otras tantas cosas, la chance de abordar con solvencia el fenómeno de aceptación mundial que Mercury conquistó, sobre todo en el ultra homofóbico territorio del hard rock de comienzos de los '70.
Como punto de nobleza, es loable que Bohemian Rhapsody inmortalice a Freddie Mercury en un hito triunfal como del mencionado concierto Live Aid, aunque el pasaje se estire por demás, reproduciendo en versión completa éxitos como Hammer to fall y Radio Ga Ga. Afortunadamente, el film evita el golpe bajo y el desborde lacrimógeno de mostrar al ídolo en estado de decrepitud. Así y todo, queda más la sensación de un aséptico paseo por Wikipedia, que de vibrante recorrido por las entrañas de un ícono tan único como descomunal.
Bohemian Rhapsody: la historia de Freddie Mercury / Bohemian Rhapsody / Reino Unido-Estados Unidos / 2018 / 134 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Bryan Singer / Con: Rami Malek, Lucy Boynton, Gwylim Lee, Ben Hardy, Joseph Mazzello.