Llevada al cine a partir de un relato breve de Stephen King, Boogeyman: tu miedo es real se suma con recursos bastante modestos a una tendencia reciente (y creciente) desde la cual el miedo se construye desde la pantalla a partir de la materialización de algunos traumas instalados en la conciencia de sus protagonistas. En este caso, una representación del duelo entendido como castigo eterno para quienes sufrieron alguna pérdida muy cercana sin haber hecho nada para evitarla. El dolor inconsolable mezclado con una culpa imposible de mitigar.
Ese “hombre de la bolsa” tan invocado para intimidar a los chicos que se portan mal pasa de la apariencia a la realidad cuando un hombre agobiado llega a la casa de un psicólogo y le dice sin vueltas que un ser horripilante mató a sus hijos. No es una visita más para el anfitrión: acaba de enviudar y el vínculo con sus propias hijas (una de ellas adolescente) se desbarranca en medio de un cuadro de desequilibrios emocionales.
El horror se instala en el hogar del terapeuta de un modo bastante previsible. No hay mucho más que mirar cómo las nuevas víctimas, personificadas con gran decisión por Sophie Thatcher (Yellowjackets) y Vivien Lyra Blair, cargan sobre sus espaldas con todos esos miedos. Hay pocas ganas de salir de los lugares comunes para la creación de una atmósfera de pesadilla, ilustrada todo el tiempo por golpes de efecto visuales y sonoros. Quedan como modesto consuelo algunos sustos genuinos expuestos en el tramo final. Con todo, no redimen al cuadro general de su medianía.