De un tiempo a esta parte las realizaciones cinematográficas suelen mezclar géneros. El típico western con todos sus códigos, el film bélico con sus convenciones preestablecidas o el melodrama en el que no faltaban las escaleras, dieron paso a tramas más complejas difíciles de encasillar en un solo estilo. As Boas Maneiras (Marco Dutra/Juliana Rojas – 2017) enriqueció el mito del hombre lobo al combinar de manera original el terror con el drama lésbico y el musical. Border, por su parte, le agrega al thriller nórdico lo fantástico y lo sobrenatural como metáfora de conflictos humanos junto a una trama, al igual que en el film brasilero, que cambia de rumbo de manera permanente con incógnitas que se resolverán hacia el final.
Una inspectora de aduanas con un olfato potenciado, utiliza sus facultades extraordinarias para detectar irregularidades (introducción de drogas o bebidas alcohólicas) cometidas por los pasajeros a los que debe inspeccionar. Además, a través de ese sentido extra, desenmascara a personas con inclinaciones sexuales inmorales, involucrándose en un caso policial que está detrás de una red de pedófilos. Un día, en uno de los tantos controles rutinarios, se encontrará con un hombre con rasgos similares a los de ella del cual se enamora.
A partir de esta nueva relación descubrirá qué es, sus ancestros, el engaño en el cual vivió en el pasado y hasta su sexualidad. Realidades que en un principio la harán dudar, para más tarde cambiar el destino de su vida. Una vez más, como sucedió en La favorita (Yorgos Lanthimos – 2018), ninguno de los personajes principales genera empatía en el espectador, pese a que los propósitos de la protagonista son honestos y genuinos. Tal vez sus rasgos deformados, producto del maquillaje que obtuvo una candidatura al Oscar, atenten contra una participación afectiva de la platea.
El tema del distinto, del diferente al que la sociedad rechaza y maltrata, la venganza de esa minoría que aprovecha las bajezas humanas, es materia de análisis por parte del director y guionista iraní-sueco Ali Abbasi. En su primera mitad Border genera las clásicas expectativas de un film de suspenso, para más tarde introducir lo irreal, que puede gustar o no, como un rasgo diferenciado que llamó la atención de la crítica en los festivales en que se presentó. Una película polémica que despertará controversias, como así también sonrisas suspicaces por ciertas actitudes de los protagonistas y por asociaciones con parecidos de la política local.