Las películas deportivas tienen la ventaja de poder ilustrar visualmente cómo la competencia puede sacar lo peor y lo mejor de nosotros. La ambición, el ego, y la actitud que tomamos ante la victoria y la derrota. Con esto en cuenta, Borg McEnroe viene a narrarnos un momento crucial de dos figuras insoslayables de la historia del deporte.
Jugá tu Tenis:
Es 1980 y el tenista sueco Bjorn Borg está cerca de ganar su quinto título consecutivo en Wimbledon. Lo único que se interpone entre él y esa hazaña es el norteamericano John McEnroe. Con este evento como punto de partida, se profundizará no solo en el torneo, sino en las intimidades y el pasado fuera de la cancha que moldearon a estas dos figuras hacia este momento decisivo.
El guion de Borg McEnroe es directo, sencillo y sin vueltas; si sabés la historia no te va a dejar muchas sorpresas. No obstante, a pesar de la inevitable predictibilidad, gana puntos por su efectivo desarrollo de personajes. La película los introduce como dos polos opuestos, pero va hacia atrás en el tiempo para ilustrar que no son tan diferentes como uno piensa. A ambos los motiva lo mismo, y ambos cometieron y/o cometen los mismos errores.
Hay un tema recurrente en esta película y es reiterado varias veces por Borg: “Jugar tu Tenis”. No al tenis, sino tu tenis. Hacer la tuya, jugar tu juego, las presiones y las críticas de los de afuera no cuentan. Si bien hay un deseo enorme de competir de parte de los dos, es cómo Borg aplica esta filosofía y cómo la aprende McEnroe lo que hace la diferencia y le otorga consistencia al film.
En materia actoral, Sverrir Gudnason entrega una interpretación prolija como Borg. Shia LaBeouf está camino a la redención de sus faltas con su construcción de McEnroe. No obstante, la nota alta en este apartado se la lleva sin lugar a dudas Stellan Skarsgard, al dar vida al entrenador de Borg.
El apartado técnico es prolijo, con una fotografía eficiente y una dirección de arte detallada. Ambas piloteadas por una dirección que tiene su logro máximo en el tercer acto, durante la final del campeonato. El montaje, la puesta en escena y la interpretación, consiguen tensionar al espectador como si estuviera experimentando la final del torneo en ese mismo momento, a la par de los personajes y estrictamente desde su punto de vista. Si eso no es buena dirección, no sé qué lo será.
Conclusión:
Borg McEnroe es una película prolija a nivel visual y actoral que trata de compensar la predictibilidad de su historia con un medido trabajo a nivel desarrollo de personaje, y un desenlace hecho con clara maestría técnica. Seas versado o no en la historia del tenis, si la elegís puede que no te decepcione.
P.D.: Invito a cualquiera que haya visto la película y haya leído los textos que cuentan lo que pasó después del torneo, que me diga si no le parece que ahí hay una película que nos gustaría ver.