Testimonio verídico y de gran sensibilidad social del mundo de los boxeadores.
Jakob Weintgartner es un joven y entusiasta realizador nacido en Feldkirch (Voralberg), una de las ciudades más occidentales de Austria al punto de que casi linda con Suiza y Lichtenstein. A la Argentina vino para realizar un posgrado en la Universidad del Cine (FUC) de Buenos Aires. Además tuvo tiempo y ganas de filmar ?Boxeo Constitución?, su primer largometraje, que como él afirmara durante la primera presentación en el BAFICI fue hecha a pulmón y con poca plata.
Con toda certeza el nombre del film condensa las dos temáticas centrales del mismo y en el orden de importancia. Porque ante todo se trata de un testimonio verídico y de gran sensibilidad social del mundo de los boxeadores, que en su mayoría como la película subraya provienen de las villas. Es lo que declara Nacho, quien tuvo además un grave episodio (coágulo en la cabeza), cuando dice que ?les sirve que seamos ignorantes pues así no reclamamos nada?. Se refiere obviamente a los oscuros intereses que se mueven detrás del negocio pugilístico.
La segunda vertiente del cine se refiere a la estación Constitución, donde insólitamente en un subsuelo funciona un gimnasio y lugar de entrenamiento de boxeo. Ya en el documental ?Un día en Constitución? de Juan Dickinson, estrenado el año pasado, se mostraba que la estación es muy fotogénica permitiendo tomas desde lugares de aparente difícil accesibilidad. Es lo que logra ahora Weintgartner con la asistencia de su equipo binacional de fotografía, que integran el europeo Antonio Schade y el argentino Andrés Riva.
La reiterada imagen de un tren que llega a la Terminal ferroviaria y el poblado interior de sus vagones destaca la proveniencia de los boxeadores desde humildes hogares provinciales y con escasos recursos. Incluso se ve a uno de ellos tomando un baño higiénico en un andén vacío, donde los únicos que lo ven son un grupo de perros posiblemente vagabundos.
Hay una impactante escena frente al Congreso en que la abogada Miriam Peral de Trotzki encabeza una protesta en favor de los boxeadores amateurs en procura de un reconocimiento, ya que carecen de obra social y beneficios que otras agremiaciones poseen.
Una de las mayores riquezas del documental son las declaraciones de la media docena de boxeadores y dos entrenadores ante cámara. Uno de los pugilistas se pregunta que sería de él si no fuera boxeador y llega a decir que no se ve en otra actividad, rematando lo dicho al afirmar que ?es feo ser obrero pues te forrean?. Otro hace una simpática alusión a sus movimientos durante una pelea y los compara con los de Michael Jackson. A rescatar además la actitud altruista de los entrenadores y la notable carrera del más veterano cuya carrera local e internacional empezó a inicios de la década del ?50.
La presencia de casi todos los boxeadores y de los entrenadores al final de la función fue un digno y emotivo broche de oro para un documental que tiene muchos méritos que hasta justifican una segunda visión. Muy buena y apropiada la música de ?El Remolón?.
Publicado en Leedor el 14-04-2012