El nuevo film de Santiago Loza, "Breve historia del planeta verde", se vale de elementos del cine de género – muy a su modo – para narrar la historia de tres singularidades tan únicas como terrestres, unidas por una hermandad del dolor. Luego de la atípica "Malambo: El hombre bueno", el gran director indie local vuelve a ese cine intimista que lo caracteriza desde su presentación al mundo cinéfilo con el corto de "Historias Breves III: Lara y los trenes".
Su octavo largometraje ficcional, "Breve historia del planeta verde", viene de ganar el Teddy a mejor película, y en la última edición del BAFICI – la más queer de las 21 realizadas – le valió a Loza el premio de Cronistas a mejor director. Sí, "Breve historia del planeta verde" es un film LGBT+ puro; muy al estilo minimalista y cuasi teatral al que nos tiene acostumbrado el director en su mejor forma.
Tania (Romina Escobar), Pedro (Luis Soda), y Daniela (Paula Grinszpan) son un trío indisoluble. Amigues y hermanes de la vida, que se protegen y apoyan frente a todas las circunstancias. Cada une es un ser particular, con un brillo diferente, que al unirse crean fulgor.
La protagonista es Tania, una joven mujer trans, que subsiste como a muchas chicas trans la coyuntura actual les permite vivir, con un pretendiente que no sabemos si le conviene o no. El único vínculo seguro son sus dos amigues con les que convive. Un llamado le avisa que su abuela que vive en el Sur (Elvira Onetto) falleció, y debe hacerse cargo de algunas pertenencias.
Les tres viajan hasta el lugar iniciando una road movie, con mucho de una "Pink Flamingos" taciturna. Una vez allí, la compañera de esta abuela les revela la pertenencia más importante, un extraterrestre que llegó a sus vidas hace algunos años, las acompañó a cada instante, y ahora, ante la partida de la mujer, debe volver a su planeta antes de morir él también.
Tania, Daniela, y Pedro vuelven a emprender un nuevo viaje, cargando a este ser extraterrestre hacia el punto que será la partida de este mundo. Ese viaje también será de descubrimiento para ellxs, y en especial para Tania que debe rehacer su presente, redefinir su situación sentimental emocional, y cerrar ese pasado con su familia, y con un pueblo que conoció a alguien que ella ya no es.
Aunque el elemento fantástico es evidente en la película, y no escapa a una pátina de cine de género; en realidad, Breve historia del planeta verde, tiene más del estilo del director que cualquier otro ingrediente que le podamos encontrar. "Breve historia del planeta verde" es un film de emociones a flor de piel; que no necesita declamar banderas y principios para dejar sus posturas definidas.
Su mensaje y contenido es bien claro e ineludible. Tania, Daniela y Pedro son seres úniques, como cada une de nosotres es únique. Tienen sus conflictos y confusiones que deben resolver, y se tienen une al otre para eso.
Breve historia del planeta verde es una película sobre el amor, pero no sobre el amor romántico, sobre el apoyo y la contención, sobre la unión de seres, la familia que construimos y no la que nos imponen. Aquel que pudo disfrutar de la excelente miniserie Doce casas que Loza presentó en la TV Pública, notará en Breve historia del planeta verde una tónica muy similar.
No en el sentido de la teatralidad escénica de aquella, este es un film abierto, una road movie intimista; sino en el acercamiento de les personajes, en lo emocional del tratamiento, en la teatralidad buscada en la composición de los vínculos y los diálogos, sin que se sientan acartonados.
"Breve historia del planeta verde", tiene una estructura pequeña (no es un film pequeño para nada), y un corazón cálido que abraza a le espectadore. Romina Escobar, Paula Grinszpan, y Luis Soda logran una simbiosis perfecta, el vínculo entre ellos se siente y nos llega. Cada une de ellxs enriquece a la criatura que interpreta.
En particular, Escobar se carga la película al hombro, no sólo porque su rol es el motor de la película, sino por pura presencia y peso actoral. Escobar es un torbellino por el que atraviesan todas las emociones juntas, y a veces Tania parece escapada de un culebrón mexicano, y a ves es cálida, cercana, y puramente humana; o siempre es todo eso junto. Nuevamente Loza se muestra como un excelente director de actorxs.
Loza rompe con las estructuras de todo tipo. En su propuesta amalgama travellings, y planos fijos, con una mirada externa, cercana, compañera, que se acentúa a la hora de iniciar las caminatas típicas de una Road movie.
La paleta de colores también es distintiva y marca un ambiente de ensoñación y plasticidad entre esta mujer que se reconstruyó y un ser alienígena que no pretende verosímil alguno. Entre verdes, y violetas, la fotografía de Eduardo Crespo se hace distintiva.
Tania, Daniela, y Pedro caminan a su propio ritmo, marcan el paso, y se tienen entre sí para poder actuar con naturalidad, frente a un mundo que no siempre los ve con ojos de comprensión. Tenerse entre ellos les permite vivir en esa voluptuosa singularidad. "Breve historia del planeta verde" es una película de pequeñas explosiones que en su conjunto crean un fuego enorme.
El talento de Loza y su equipo, tanto delante como detrás de cámara, logran un propuesta tan avasallante como esa Tania dispuesta a no dejarse caer.