Lo lúdico descocado.
Un gran chiste: con la música de la serie original Brigada A de fondo en una película en 3D que avistan todos los pacientes de un hospital Psiquiátrico, rescatan a Murdock (un prometedor Sharlto Copley) en una suerte de homenaje a El arribo del tren a La Ciotat de los hermanos Lumière, salvo que, lo que se viene hacia la pantalla en lugar de una locomotora, es la camioneta conducida por B.A. Baracus (Quinton Jackson) y se introduce en el hospital atravesando literalmente la pantalla ( y la pared) para rescatar a Murdock del sanatorio. Parece que alguien nos esta diciendo que cambiar el eterno material fílmico por un transfer digital “para ver con anteojitos” películas efectistas que le arrojan cosas a la platea (gracias Toy Story 3 por ser la bella excepción a la regla) es una cuestión literalmente de locos, de dementes y que deberíamos estar todos internados en un hospital psiquiátrico si como audiencia permitimos que eso ocurra. Otra lectura es que Joe Carnahan pretendió para esta versión año 2010 de Brigada A hacer un entretenimiento con el pie puesto en la quinta a fondo, una aventura lúdica y descocada sin grandes reparos ni pretensiones.
Como en la serie de los ochenta, los Brigada A son un grupo militar desterrado que actúa como grupo paramilitar. Comandados por el Coronel John 'Hannibal' Smith (un Liam Neeson atractivamente descontracturado) y secundados por el Teniente Templeton 'Faceman' Peck (el gélido Bradley Cooper) y los ya mencionados Murdock y Baracus, pretenderán recuperar unas placas de impresión de dólares que fueron robadas por agentes rebeldes de la CIA (Patrick Wilson y Brian Bloom como Lynch y Pike respectivamente). El grupo funciona como outlaws de un western es decir, persiguen una causa “justa” reportando al general de su antigua unidad, el General Morrison (Gerald McRaney), pero son buscados por la justicia, en este caso representada por la Agente Sosa (la bella Jessica Biel) que comanda un escuadrón especial del FBI.
Las “placas” son una excusa, un Macguffin hecho y derecho. En ningún momento de la trama interesan, están puestas ahí para que Carnahan pueda mostrar el juego, la camaradería y la unión de equipo que tiene la Brigada. Las relaciones entre los integrantes del grupo son similares a las de la serie original, todos respetan a Hannibal como líder, Baracus es la fuerza del grupo, Face es el engaño y Murdock el loco demente, piloto y alma del team. La tirante relación de amor-odio entre Baracus y Murdock continua y las entretenidas maniobras del equipo para que Baracus suba a un trasporte aéreo mantienen el espíritu de la vieja serie. Los famosos “planes” pensados por el Coronel Smith son diseñados y mostrados al mismo tiempo en una especie de flashfoward lúdico que parece convertir a la película en un videogame un juego sobre lo imposible (verosimilistas abstenerse, como diría Hitchcock) y se ejecutan con fluidez y ritmo cinematográfico (digno de una película producida por Tony Scott).
Se le puede dar una mirada contemporánea a la película sobre el papel del intervencionismo y la política exterior norteamericana, tan en boga en las películas del Hollywood actual. Los yanquis proceden como quieren y de la manera que pretenden en cualquier país, ya sea Alemania, México o Irak países que son los mostrados en la película y no solo la milicia, también la CIA, el FBI y grupos paramilitares. Carnahan no elabora ni hace (o dice) teorías imposibles, solo se limita a mostrarlo. Esta es la política norteamericana hoy y puede llegar a cualquier lado y en cualquier formato. Quizás la critica mas descarnada es cuando el Agente Lynch de la CIA menciona tras la explosión de un misil en un blanco “parece el Call of Duty”. Indudablemente la realidad intervencionista norteamericana no se puede ver más allá de la seriedad que tiene un video game en estos días.
Regresando a la Brigada; tiro, piñas, bombas, explosiones filmados con destreza y justeza cinética. Algo de esto había mostrado Joe Carnahan en Narc, ocho años atrás. Aquí cumple con un juego sin pretensiones, acción de género, a puño limpio. Y para citar (y no podía faltar) al inolvidable George Peppard en la serie original, “Me encanta cuando un plan se concreta” y con esta versión de Brigada A las casi dos horas de divertimento descocado están garantizadas.