Los códigos son los mismos
Tratando de ser fiel a la serie, la película Brigada A: Los Magníficos (The A-Team, 2010) reproduce los códigos de compadrazgo y lealtad de supo unir a los cuatro y excéntricos amigos en cuestión. Visualmente la nueva versión reluce toda la artillería presupuestaria con la que cuenta, haciendo uso –y abuso- de los efectos especiales.
Hannibal (Liam Neeson), Faceman (Bradley Cooper), Bosco (Quinton 'Rampage' Jackson) y Murdrock (Sharlto Copley) se conocen y juntos unen fuerzas para desenmascarar a Lynch y compañía por haberlos engañado en una operación en la que estuvieron involucrados. Escapando de la ley, y utilizando el don con que cada uno cuenta (el seductor, el loco, etc), este grupo de forajidos harán lo posible para resolver el caso, limpiar sus nombres y ser reinsertos en los comandos especiales de los cuales formaban parte.
Como una suerte de precuela, Brigada A: Los Magníficos versión 2010 viene a explicar todo lo sucedido incluso antes del primer capítulo de la serie. La manera de hacerlo es actualizando visualmente la imagen del film. Si bien la serie se sostenía en los personajes solventando las precariedades técnicas con que fue producida, la película se sostiene en sus efectos especiales así como en su montaje cargado de vértigo para disimular sus precariedades narrativas.
Todo sucede rápidamente en el film. Tanto, que a los diez minutos de proyección ya fueron presentados los cuatro personajes incluso con un par de escenas de acción mediante. Lo curioso es que aquí a diferencia de la serie de los años ochenta, el vínculo entre los cuatro protagonistas no está desarrollado ampliamente. La cofradía entre ellos se da por obligación, juntos fueron acusados y condenados a prisión y juntos deberán limpiar sus nombres.
Este hecho que parece casual es coherente a los tiempos que corren. Ya no estamos hablando de una relación de amistad sino de un vínculo reforzado por los objetivos comunes. Pero la esencia de la película con respecto a la serie es la misma: códigos. Códigos de compañerismo, de lealtad, de complicidad, son los que articulan tanto el relato como la unión entre los integrantes de la brigada. De hecho el villano de turno es el ex compañero que traiciona, que rompe o quiebra esos códigos. Y la mujer (figura prácticamente ausente) es quien queda fuera por no compartir los mismos.
Hay que reconocer que la serie desarrollaba aún mas las relaciones entre compañeros porque contaba con el tiempo para hacerlo (era una serie) y no contaba con el presupuesto expeditivo para saltar de una secuencia de acción a otra constantemente. Así y todo se las rebuscaba para lucir cuanta escena de puño, persecución o explosión de auto pudiese darse. Y en ese aspecto, la película es exactamente igual.