A fines del año pasado, la pantalla chica sumergió a los fans en un nuevo evento crossover del llamado Arrowverse– el universo que comparten algunos de los superhéroes de DC Comics dentro de las series de la cadena The CW- en el que personajes como The Flash, Supergirl y Arrow se enfrentaron a una típica historia de “que pasaría si…”, que transcurre por fuera del canon del sello editorial. El cruce televisivo se título Elseworlds, mismo nombre que recibe la publicación de DC que nuclea los relatos alternativos del multiverso, y al igual que su homónimo de los cómics también introdujo a unSuperman muy distinto al que todos conocemos. Si bien, gracias a las historias de Elesworlds los lectores pudieron disfrutar de extrañas reinvenciones sobre el origen del Hombre de Acero, como el famoso cómic Hijo Rojo, que imagina que hubiese sucedido con el superhéroe emblema del American Way si la nave kryptoniana hubiera caído en las antiguas tierras de la URSS, hasta el momento ninguno de estos interesantes relatos ha tenido el honor de ser retratado en la gran pantalla. Pero mientras Warner Bros y DC Films se encuentran experimentando lejos del DCEU (el Universo Extendido de DC) con filmes como Joker, el cine superheroico acaba de dar un giro sorprendente hacía lo terrorífico con una nueva historia escrita por Brian y Mark Gunn (hermano y primo del talentoso director James Gunn de Guardianes de la Galaxia) que propone una versión sádica y destructiva de aquel extraterrestre altruista que lucha por el bien y la justicia.
Brightburn: Hijo de la Oscuridad presenta a Tori y Kyle Breyer (Elizabeth Banks y David Denman), un joven matrimonio de granjeros de un pueblo de Kansas que padece dificultades para concebir su primer hijo. Una noche, sus vidas cambian radicalmente cuando una nave espacial en forma de meteoro cae estrepitosamente en el granero conteniendo un bebé dentro. La pareja decide adoptar al pequeño y criarlo como a un niño normal, procurando mantener en secreto su misterioso origen. Pero una vez que Brandon (Jackson A. Dunn) comienza a entrar en el periodo de pre-adolescencia, el comportamiento del joven se ve alterado de forma siniestra, al punto en que no parece mostrar signos de empatía ni remordimiento al causar daños sobre los demás. En el momento en que este enigmático ser toma conciencia de sus poderes y su destino en la Tierra, decide vengarse de todo aquel que se atreva a interponerse en su sangriento plan de destrucción.
Dirigida por David Yarovesky (The Hive) y con James Gunn también en la producción, el filme se asemeja a las típicas historias de origen de superhéroe, tal como hemos podido ver en El Hombre de Acero (Man of Steel, 2013) pero en clave subversiva y terrorífica que ineludiblemente nos trae a la memoria al diabólico niño protagonista de La Profecía (The Omen, 1976). En este caso, se trata de un joven que, al parecer, posee todas las habilidades del último sobreviviente de Krypton, como la superfuerza, la visión de rayos de x y la capacidad de vuelo, y cuya inteligencia y personalidad introvertida lo convierte en blanco fácil del acoso de sus compañeros de colegio. Al igual que Superman, éste también debe lidiar con el trauma de ser de una naturaleza distinta a la humana y aprender a controlar sus poderes. Sin embargo, las voces en la cabeza de Brandon le advierten que su misión en la Tierra no tiene absolutamente nada que ver con una función heroica y que aquellos que lo rodean solo son obstáculos para lograr su cometido: la dominación de su raza.
A pesar del exceso de recursos baratos dentro del género, como los clásicos jump scares, y la notable falta de desarrollo que se evidencia en la transformación del protagonista que pasa de ser un niño cariñoso y ejemplar a competir cabeza a cabeza con el anticristo de la película de Richard Donner, la invención de los Gunn consigue generar la intriga y el ritmo necesario en el transcurso de sus 90 minutos de duración. Escenas como el “descubrimiento” por parte de Brandon de su finalidad en este mundo o la serie de crudos asesinatos que el joven se carga al hombro, constituyen lo más destacado y sin duda los amantes del terror sabrán apreciarlo.
El filme concluye con una especie de guiño a las producciones de Marvel, con escenas pre-créditos que además de incluir un simpático cameo auguran que este podría ser apenas el comienzo de la historia del “Superman maligno”, como ya lo han bautizado los portales de noticias. Más allá de la simpleza del guion, la premisa de Brightburn: Hijo de la Oscuridad resulta bastante interesante e indudablemente abre toda una nueva faceta dentro del amplio espectro del terror y los tradicionales relatos superheroicos que han copado las salas del mundo en los últimos 10 años. Un buen ejercicio de reinvención que promete tener mucho más para ofrecer.