Adaptada de una obra teatral escrita por el propio Postiglione y presentada durante bastante tiempo en Rosario y también en Buenos Aires, BRISAS HELADAS se puede definir como un policial relativamente clásico, que usa algunos de los elementos e ironías caros a los thrillers de los ’90 (en sus variantes “tarantinescas” y LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE) para contar una historia relativamente sencilla, pero que tiene una inesperada vuelta de tuerca sobre el final y un formato que, más allá de algunos recursos específicamente cinematográficos usados en algunas ocasiones, deja entrever su origen teatral.
BRISAS HELADAS –un título algo extraño para el filme, parece más el nombre de una heladería, para ser sincero– arranca con una de esas referencias cinéfilas comunes al universo del realizador rosarino de LA PELI y EL ASADITO. En una escena que remeda a una filmada por Brian De Palma, dos rufianes recorren un gimnasio de boxeo hablando de cine, más específicamente de escenas rodadas en plano secuencia, mientras lo que vemos es precisamente eso: una escena de unos cinco minutos rodada en una sola toma y que termina con el asesinato a sangre fría de estos dos matones a manos de Carmen (Elli Medeiros) y su compinche, el más joven Bruno (Juan Nemirovsky), quedándose con un bolso con plata que ellos habían recogido allí.
brisas_heladas-_gaston_paulsEsta bolsa de dinero pertenece a un matón de la ciudad, Antonio (Norman Briski), que es pareja de Carmen y sospecha que Bruno (o ambos) pueden haberse quedado con el bolso que él había mandado a recoger. Bruno lo niega, claro, pero sabemos que lo tiene escondido en su casa y los secuaces del matón acechan. En paralelo –pero sucede después– vemos a una chica, Mabel (María Celia Ferrero), declarar ante un policía (Gastón Pauls) tras ser detenida. Se trata de la hermana de Bruno y es ella la que contará la historia, en la que aparecerá como parte cuando visite a su hermano en su casa. Sabemos que ella trama algo porque en los flash-forwards a su declaración policial se anuncia como un “doble agente”: ¿para quién juega? ¿querrá quedarse con el dinero y entregárselo a Antonio? ¿O tal vez tenga otro plan aún más secreto?
Gran parte del metraje de BRISAS HELADAS se desarrollará en el departamento de Bruno, en el que estará junto a su hermana tratando de ver qué hacer en medio de la complicada situación en la que se ha metido. Ella, por su parte, intentará aconsejarlo o manipularlo para que haga lo que ella desea. En medio de esto, volverán a hablar de cine: de películas y bandas sonoras de los ’70, de Stevee McQueen, del Clan Manson, de EL BEBE DE ROSEMARY y de otras referencias que pueden ser útiles al cinéfilo para tratar de ver por dónde viene el asunto.
brisas heladas cineBien actuada –especialmente por la muy sólida y enigmática Ferrero– y con un misterio leve pero efectivo que dará sus resultados sobre el final, BRISAS HELADAS es un policial discreto pero intrigante, la vuelta de Postiglione a cierto relato clásico luego de apuestas cinematográficas y televisivas cada vez más independientes y arriesgadas. Como bien anuncian los dos personajes que abren la película, quedará para los críticos considerar el valor y la importancia de los planos secuencia –que los hay, y muchos, no sólo el primero– en la transición de este relato teatral al cine. Para quien esto escribe, esos planos aportan a la fluidez dramática y actoral pero también por momentos dejan bastante en evidencia el origen teatral del producto. Lo cual, como alguien decía por ahí, no está ni bien ni mal, sino todo lo contrario…