Thriller de espionaje político urbano, Broken City cuenta con una factura formal e interpretativa de calidad, pero no se destaca especialmente en su formulación integral. Tras el post apocalíptico El Libro de los Secretos que realizara con su hermano Albert, Allen Hughes incluye aquí aspectos de denuncia sobre la corrupción gubernamental en la jungla de Manhattan, con consistencia expresiva y algunas escenas potentes, pero nada lo suficientemente hondo como para dejar huella.
Si bien en su pintura sobre las disputas de poder entre dos candidatos a alcaldes se observan pasajes interesante, el film está muy lejos de ser, por ejemplo, Secretos de estado de George Clooney; y si hablamos de un policial con esos ingredientes, ha habido mejores exponentes del género. De todos modos pueden atraer sus devaneos electorales, su investigación sobre un adulterio que esconde otras trapisondas, un crimen que puede quedar impune y algunas vueltas de tuerca que asoman en el segmento final. Y aunque queden algunos cabos sueltos, el desenlace es sugerente.
Un film que no parece imprescindible, pero una buena fotografía nocturna de la siempre fascinante Nueva York, una música bien armonizada -pero excedida en un inútil afán de subrayar climas-, y un trío protagónico correcto, al que acompañan otros buenos actores como Jeffrey Wright y Barry Pepper, hacen su aceptable aporte.