Secretos de estado (y otras cosas)
Ya se ha dicho, tanto aquí como en otros medios, que el cine político llegó en buenas dosis durante la temporada de premios, con el anuncio del Oscar a mejor película en boca de la mismísima primera dama norteamericana como anécdota postrera. En ese contexto, con la interpretación política demasiado en el centro de las luminarias discursivas, Broken City (algo así como “Ciudad Quebrada o “Ciudad Corrupta”) se presenta como thriller sobre los manejos del poder enrevesado pero rebajado, tibio en sus premisas y moralmente correcto en su desenlace.
Primer film en soledad de Allen Hughes (codirector junto a su hermano Albert de Desde el infierno y El libro de los secretos), el film se ambienta en una Nueva York gobernada por Nicholas Hostetler (Russell Crowe, que acá felizmente no canta). Las sospechas de una infidelidad por parte de su mujer (Cathirine Zeta Jones) lo llevan a contratar los servicios de un ex policía devenido en detective privado (Billy; Mark Wahlberg) para que descubra al tercero en discordia. Sin embargo, ese aparente entuerto matrimonial es el puntapié para una operación política –el film transcurre días antes de la una elección- que involucra, entre otras cosas, un jugoso negocio inmobiliario.
Hughes construye un thriller demasiado preocupado por la acumulación. Pero se sabe que no siempre más es mejor, y el compendio de infidelidades, giros argumentales, un asesinato en la mochila espiritual –y en el expediente- de Billy, el vínculo amoroso con la hermana de una menor asesinada y campañas políticas atravesadas por los negociados, entre otras cosas, hacen Broken city una película que nunca parece decidirse del todo hacía dónde quiere ir.
Así, si el planteo inicial (el seguimiento de la esposa del protagonista) es la base de lo aparenta ser un policial, el develamiento de las motivaciones lleva al film al terreno de complejidad política en tiempos electorales, algo así como una versión sin la capacidad para plantearse una cosmovisión lo suficiente compleja de la notable Secretos de estado. Así, Broken city termina convirtiéndose en una víctima de sus ambiciones desmedidas. Igual que los protagonistas.