Sin ser perfecta, esta historia de candidato político que manda a investigar a su esposa por una posible infidelidad (caso que esconde en realidad otra cosa) es un buen ejercicio del policial negro con los actores justos para el caso. Russel Crowe, Mark Wahlberg y Catherine Zeta-Jones son imágenes que recuerdan lo mejor de un género que siempre fue reflejo de lo social y lo político sin declamarlo. Lo mismo pasa aquí y el cuento se agradece tanto como el contexto.