Brooklyn

Crítica de Mauro Jacobo - Cinélico

Una historia de amor clásica y elegante

"Brooklyn" es una historia clásica de amor y crecimiento personal que podría haberse quedado perdida entre otros títulos del género pero gracias a una muy buena dirección, una producción muy prolija y actuaciones de calidad, logra no sólo trascender sino que además obtiene tres nominaciones a los premios Oscar, incluyendo mejor película del año.
La trama no es de lo más original en su esencia, pero en su ejecución es pintoresca y atrapa. El trabajo de producción es realmente muy bueno y transporta al espectador al Estados Unidos de mitad de siglo XX, lo mismo cuando la historia se traslada a Irlanda. Esto es fundamental en la credibilidad de la historia y la mística que rodea al guión.
Las costumbres de la época, el vocabulario, el vestuario y la mentalidad de los personajes hacen que la experiencia sea completa y muy satisfactoria. La guía del director es muy importante en esta credibilidad y la fluidez de una historia que hacer reír, entristecer y enamorar al público. John Crowley es un director relativamente nuevo pero hace un trabajo estupendo.
En lo que a interpretaciones se refiere, "Brooklyn" está muy bien llevada adelante, sobretodo por la ascendente Saoirse Ronan ("Hanna", "The Grand Budapest Hotel") que con su personalidad calma pero misteriosa llena la pantalla y transmite las sensaciones que vive su personaje, Eilis. Acompañan en el trío protagónico Domhnall Gleeson ("Ex Machina") y Emory Cohen ("Afterschool") que hacen muy buenos trabajos también. Algo que me gustó bastante de este film es que los personajes secundarios aportan mucho en conjunto a la trama principal. Las compañeras de residencia de Eilis junto a la tutora aportan frescura y humor, mientras que las intérpretes que personifican a la familia de Eilis aportan nostalgia y el interés amoroso irlandés junto con sus amigos de su país natal le ponen elegancia al relato. Hay una escena en particular en la que Eilis cena por primera vez con la familia de Tony, su novio italoamericano, en la que el hijo más chico de la familia se la roba completamente.
Una historia de amor y crecimiento personal con aire de Hollywood clásico, elegantemente filmada y con interpretaciones que nos llevan por un ratito a una época linda y convulsionada a la vez.