Bruja

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

La magia contra la trata

El tercer largometraje de Marcelo Páez Cubells, Bruja (2019), narra la desesperada búsqueda de una madre hechicera de su hija secuestrada por una organización que se dedica a la trata de personas en alguna localidad de la Provincia de Buenos Aires.

Selena (Érica Rivas) es madre de una hija a punto de cumplir diecisiete años, Belén (Miranda de la Serna). Desde muy chica Selena ha aprendido las artes de la nigromancia, que utiliza para algunas cuestiones cotidianas cuando la situación lo amerita y que intenta inculcarle a su hija, pero la escasez y la pobreza marcan la vida de ambas mujeres, que viven de los exiguos frutos de una huerta y de los animales de una pequeña granja. Mientras Selena es cuestionada como madre y soporte de familia por la directora del colegio público al que asiste la hija y los servicios sociales, Belén le pide que le compre un celular, ya que todas sus amigas tienen uno, y se ofrece a trabajar ella misma para poder comprarlo, pero su madre se opone. A pesar de la negativa materna, Belén se anota como promotora junto con sus amigas para un evento automovilístico pero el trabajo es una excusa para secuestrarlas e introducirlas en el mundo de la prostitución.

El film comienza muy bien con una historia de brujería que parece ir hacia el lado del terror pero luego decide dar un paseo por el drama social sobre la trata de personas, tema con el que el cine argentino no se lleva bien debido a la falta de investigación. La convergencia de ambas tramas genera cortocircuitos en toda la película que van carcomiendo el sentido y generando problemas que se exacerban a medida que el film avanza.

Más allá de las buenas actuaciones de Érica Rivas y Leticia Brédice, Bruja tiene demasiadas fallas, empezando por un guión demasiado incoherente y terminando por las actuaciones secundarias que no convencen. El guión de Matías Caruso, autor de Mayhem (2017), el film de Joe Lynch, construye una historia demasiado previsible y poco profunda, sin adentrarse verdaderamente en el mundo de la trata, tan solo describiendo algunos modus operandi y señalando el lugar común del conocido contubernio entre empresarios, lúmpenes, políticos y policías, ciertamente una verdadera mafia que gobierna la Argentina con una estructura creada y cimentada por los políticos conservadores desde fines del Siglo XIX.

Los efectos especiales son bastante buenos teniendo en cuenta la media del cine nacional y la historia respecto de la brujería funciona aunque no se combina nunca del todo bien con el relato de la trata, pujando ambas tramas por el protagonismo. El personaje de Ricardo (Pablo Rago), un ad hoc que debería funcionar de contrapunto, no desempeña esta tarea en ningún momento y la dirección de actores es realmente pobre.

Bruja también adolece de un típico problema del cine nacional: el film comienza demasiado sosegado y se acelera cada vez más al final a medida que intenta resolver los cabos sueldos, cometiendo algunos errores normales de este proceso de celeridad debido a la intención de narrar demasiadas cosas en pocos minutos. El ímpetu artístico cede así su lugar a torpezas que se acumulan al intentar cerrar muchos elementos a la vez.

El opus marca el debut actoral de Miranda de la Serna, hija de Érica Rivas y Rodrigo de la Serna, y cuenta también con Juan Grandinetti, el hijo de Darío Grandinetti, y la breve aparición de Rita Cortese, pero Érica Rivas y Leticia Brédice son las grandes protagonistas de una ampulosa e histriónica batalla actoral que se pierde en los problemas cinematográficos de un film que no logra construir una trama eficiente.

Aunque el tema de la brujería no banalice la trata el relato se enmaraña demasiado entre ambas cuestiones y los mismos personajes parecen perdidos dentro de un film que no logra resolver exitosamente la combinación de ambos ejes narrativos. Bruja es así una película fallida con algunos buenos momentos y demasiados problemas que nunca se resuelven y generan un efecto de bola de nieve que termina afectando a todo el film, el cual se deshace a medida que la historia intenta complejizarse.