Este documental plantea un paralelismo entre dos ciudades alejadas en el planisferio, Buenos Aires y Gwangju (Corea del Sur), que se unen en la lucha por develar una verdad: madres que quieren saber qué pasó con sus hijos, víctimas de crímenes del Estado. El punto en común sirve para comprender que los aparatos represivos -y las sociedades- son parecidos en todas partes, motivados por razones similares. Y que lo que es justo es, siempre, lo mismo, más allá de contextos y diferencias.