No resulta fácil describir, ni siquiera criticar con palabras un film experimental. De hecho, tampoco se debería hacer. El cine experimental, surgido en la vanguardia de los años ’30 y desarrollado por realizadores a lo largo de la historia es un movimiento único, con reglas, pero a la vez que no se atan a ningún tipo de estructura tradicional. Sino que apuntan a un público específico, con mente abierta, generalmente más interesado en la plástica de la imagen, en la exploración del encuadre, de los colores, del montaje, del mecanismo más que de un contenido...