Existe un axioma que reza “nunca segundas partes fueron buenas”, y al mismo tiempo, casi contradiciéndolo, aparece otro que invoca a la singularidad: “La excepción confirma la regla”.
Estamos frente a la primera de las proposiciones, con la salvedad que el origen de la misma no era un dechado de virtudes sino casi lo contrario.
Pues entonces, que se puede esperar de una secuela cuyo principio no se presentaba como una producción lograda, que deseaba, de mal modo en tanto guión y estructura, al mismo tiempo que de manera ineficaz en relación a los resultados obtenidos, como una comedia políticamente “incorrecta”.
En esta nueva entrega hasta podría leerse, siendo exageradamente bondadosos, un acercamiento a la situación política actual imperante en los EEUU, con la posibilidad que Hilary Clinton se convierta en la primera mujer presidente de ese país. Mas allá de la misoginia que puede extraerse del texto de manera subyacente, pues, en realidad, son las chicas comandadas por Shelby (Chloe Grace Moretz), fundadora de una especie de fraternidad femenina universitaria, que se instalan en la casa de al lado de la familia Radner, las que necesitaran de la ayuda de Teddy Sanders (Zac Efron) para sustentar y hacer progresar su proyecto. ¿?
De las razones estructurales narrativas que aplican la presencia de Teddy en la casa, sólo se puede decir que se inicia en la premisa que hoy por hoy debe tener una película para ser progresista, bien pensada. Moda, sólo eso en este sentido.
Mac (Seth Rogen) y Kelly (Rose Byrne), padres de una criatura, término que no intenta de ningún modo ser peyorativo, están esperando su segundo vástago, (término que no intenta de ningún.....) con la idea y necesidad de vender la casa para ampliar los horizontes y el espacio familiar, se verán en problemas ante la presencia de las féminas haciendo fiestas juveniles y alocadas en la casa de al lado..
La repetición de formulas está exacerbada, nada es original ni lleva demasiados elementos que la puedan colocar en el calificativo de eficaz, sagaz, menos sutil.
Entre las derrotas que presenta en su desarrollo el filme la más llamativa es ver, y ser testigos, de cómo se puede desaprovechar la química que presenta la pareja Seth y Rose, quienes a primera vista nunca podrían estar juntos, pero sus capacidades histriónicas disuelven esa muralla, aquí se van perdiendo en una catarata de escenas rayanas en lo escatológico, con referencias cuasi “pornográficas”, y las drogas como vedettes invitadas, todo demasiadas veces. ¿Será redundante para que el yankee medio por fin entienda el gag? Por lo que el humor que transpiran los actores queda en un muy lejano segundo plano.
Igualmente ellos, y los otros protagonistas, son lo mejor de ésta producción, o más propiamente dicho, lo único rescatable, pues Zac Efron demuestra tener incorporado el sincronizado temporal para la comedia, por su parte Chloe, una de las mejores actrices de su generación, despilfarra su talento en la sobreactuación, posiblemente esa haya sido la marcación del director, razón que es dable decir que esta mancha no le afectara a la tigresa.
Por último, si querríamos afinar el hilado de este enramado para el entretejido le falta hilo, pensando como productores hollywoodenses para llenar arcas y simultáneamente establecer este mamotreto como defendiendo un lugar ganado por las mujeres, ¿Como si necesitaran de los hombres para eso? Siendo los personajes femeninos los que plantean el conflicto y su resolución, al mismo tiempo que son los actanciales (en términos literarios) más importantes ¿por qué figuran en tercer y cuarto lugar en los créditos?