IMPORTAN LOS PERSONAJES
Hay un rasgo distintivo en la filmografía de Nicholas Stoller como director, y es que parece comprender completamente a sus personajes, incluso para representarlos más allá de la historia para la que fueron creados y desarrollados. Entonces, así como con el spin-off Misión rockstar (Get him to the Greek, 2010) ampliaba el universo creado para Cómo sobrevivir a mi ex (Forgetting Sarah Marshall, 2008) y exploraba las posibilidades disruptivas del rockero Aldous Snow (Russell Brand); en Buenos vecinos 2 realiza una secuela de manual sin olvidarse de continuar, con una vuelta de tuerca, los conflictos de los protagonistas, que son los que le daban la humanidad necesaria a la excelente primera parte.
Sí, la película es promocionada como si fuera igual a la primera, salvo que esta vez el matrimonio de Mac y Kelly (Seth Rogen y Rose Byrne) deben enfrentarse a una hermandad (es decir, una fraternidad de mujeres). De alguna manera esto es cierto, el director no le esquiva a la cuestión y establece la situación de vecinos en guerra rápidamente sin preguntarse demasiado. Aquí, obviamente, la reflexión sobre las residencias universitarias toma tintes feministas, y sin dejar de hacer chistes y a toda velocidad, Buenos vecinos 2 viene a decir algunas cosas interesantes acerca de la misoginia inherente a las instituciones educativas más arcaicas, como las universidades norteamericanas. Además, el cine de Stoller nunca se ve afectado por un excesivo cinismo, por lo que, aún burlándose del alocado grupo de universitarias lideradas por Shelby (una correcta Chloë Grace Moretz), siempre se mantiene el cariño por los personajes, por eso nos vemos involucrados con ellos y sus motivaciones.
De todas maneras, lo que más importa en Buenos vecinos 2 es lo que sucede con los protagonistas de la película anterior, sobre todo con el personaje clave que es Teddy Sanders (Zac Efron). Teddy está absolutamente estancado en el pasado y parece imposibilitado de seguir adelante con algún proyecto de vida. Gran parte de la película se ocupa de este conflicto apostando a la actuación de Efron, quien demuestra que puede dedicarse a la comedia sin problemas, incluso haciendo un personaje complejo cuyo patetismo es incómodo y muy gracioso a la vez. También veremos a Mac y Kelly cuestionarse como padres, y demostrando lo relativo que es el concepto de adultez y maduración. Pero estos temas siempre derivan en un gag o un chiste ya que, por suerte, Buenos vecinos 2 no renuncia nunca al humor explosivo y de todo tipo.
Stoller no olvida nunca que está haciendo una secuela y eso se nota: a Buenos vecinos 2 le falta algo de sorpresa. Sin embargo, el universo ampliado de estos personajes de la clase media norteamericana puestos en cuestión, en medio de una serie de chistes repetidos pero reformulados con esta vocación de incomodidad y locura, igual es de agradecer. Buenos vecinos 2 es una secuela digna de una gran primera parte.