Una pareja muy dispareja
Cuando los comediantes suelen cambiar de género, la sorpresa por parte del público es positiva, pasó con Jim Carrey en Número 23 (Number 23, 2007) o Ashton Kutcher en El efecto mariposa (Buterfly effect). Esta es una de las pocas excepciones donde el cambio no favoreció, no porque no lo haya podido hacer sino porque se confunde al espectador, una actuación indefinida que está entre ser gracioso o serio.
Este resultado trae como consecuencia que el personaje no tenga credibilidad y no esté a la altura de otros personajes anteriormente encarnados, de los cuales ahora se me viene a la mente el de Virgen a los 40 (Virgin 40, 2004) o Ligeramente embarazada (Break-up, 2005). Realmente este no es uno de sus mejores trabajos y termina siendo un personaje completamente plano que sólo debe acatar lo que un guión pobre dice. Por otro lado, tenemos a Zac Efron, una joven promesa que muchos lo proyectan como el nuevo Leonardo Di Caprio. Sin embargo, este trabajo lo aleja más del protagonista de Titanic.
En esta película, Efron encarna a un universitario insufrible que solamente piensa en cómo va a ser la siguiente fiesta, nada más que eso. El personaje sufre los mismos síntomas que el de Seth Rogen, vacío y completamente plano, sin matices por explorar. A Efron se lo nota actuando de mala gana y que quiere mostrarle contantemente al público que ya no es ese chico Disney, grave error, renegar de tu pasado no es una de las mejores formas para expresarlo al menos frente a las cámaras, y eso es evidente. Su personaje no sólo es un estereotipado universitario sino que parece un nene caprichoso cuando no tiene fiesta.
Creo que parte del problema se debe a la pobre idea del director Nicholas Stoller, quien tuvo sus bolos en Cómo sobrevivir a mi novia (Forgetting Sarah Marshall, 2008) y su secuela Cómo sobrevivir a un rockero (Get Him to the Greek, 2010). Esta nueva producción, Buenos vecinos (Neighbors, 2014) ya cuenta con una idea vacía desde el vamos que gira en torno a una pareja de padres primerizos (Rogen y Rose Byrne), quienes deben soportar a sus nuevos vecinos: la fraternidad Delta-Psi, liderada por Teddy (Zac Efron) y Pete (Dave Franco). La convivencia que empieza bien, pronto se tornará insostenible debido a las reiteradas fiestas de la fraternidad en horarios nocturnos.
La duración del film es justa y necesaria (97 minutos), falta desarrollo en personajes, que es como se sostiene una historia así. El director encara el argumento sin sub-tramas, que muchas veces son importantes para un mejor desarrollo de la historia. En este caso no lo hizo y como conclusión estamos ante una producción olvidable por parte de un maestro en la comedia o sátira como Seth Rogen o un joven que tiene un futuro por delante como Zac Efron. Resulta inexplicable el éxito en su país de origen, tanto que inclusive se está evaluando hacer una secuela.