Vecinos que contagian
Dentro de la catarata de comedias políticamente incorrectas de los últimos años, esta "Buenos vecinos" muestra cierta originalidad, y de manera irónica, por partir de una premisa de lo mas común, digna del cartoon clásico sobre vecinos en guerra.
Lo que le da originalidad es la elección de los personajes, ubicando una ruidosa y juerguista fraternidad universitaria junto a una pareja de padres primerizos que aún no tienen del todo asumidas sus nuevas responsabilidades, y de hecho extrañan sus más alocados tiempos de estudiantes.
Nicholas Stoller, guionista de las dos recientes excelentes películas de los Muppets, aquí se limita a dirigir, y cuando da en el blanco con sus delirantes y a veces casi ofensivos gags, logra hace reír. En especial durante el planteo de la historia, cuando la pareja formada por Seth Rogen y Rose Byrne, al ver que deberán aguantar como vecina a una fraternidad de energúmenos, van a visitarla haciéndose los "buena onda" para que bajen el nivel de volumen de la fiesta, y terminan participando del festejo consumiendo todo tipo de drogas junto a los recién llegados. Lo que luego, por supuesto, no impide que una noche después puedan hacer una denuncia convincente a la policía cuando queda claro que las fiestas de los vecinos no se detendrán jamás.
En cambio, la escalada de hostilidades que sigue a esta primera denuncia no tiene siempre un nivel parejo, aunque hay que reconocer que el director se las arregla para hacer algo difícil, como volver divertidas las tres fiestas claves en el guión, y que funcionan como presentación, nudo y desenlace del conflicto (lo difícil en estos casos es que el atractivo estético y musical de este tipo de escenas no interrumpan el desarrollo narrativo, algo que aquí no ocurre en absoluto).
Las buenas actuaciones de todo el elenco incluyen a los jefes de la casa estudiantil Zac Efron y Dave Franco, decididos a ser parte del cuadro de honor de juergas memorables a nivel histórico de su fraternidad. Lisa Kudrow también tiene un muy buen par de apariciones como la decana de la universidad a la que pertenecen los fiesteros.
El problema es que, como en toda comedia, el resultado depende de la eficacia de los gags, y aquí a lo largo de la película, cuando la trama se desvía mínimamente del conflicto esencial, hay cierta repetición de situaciones que se vuelven cansadoras y que estiran la película, dando la sensación de que dura más de sus 97 minutos. Con todo, "Buenos vecinos" tiene buenos chistes y barbaridades de todo tipo y calibre como para entretener tanto al publico que se identifique con los juerguistas como con los padres semirresponsables.