Luego de media docena de películas, por fin la serie de "Transformers" baja un cambio en su interminable serie de peleas de robots del espacio sideral en nuestro planeta. Esta precuela, que transcurre en 1987 y se centra en la amistad de una chica problemática y un simpático transformer que queda medio bobo después de ser dado por muerto por los malvados de siempre.
Como el robot estelar es un escarabajo Wolkswagen amarillo, el asunto tiene hasta un toque de “Cupido motorizado”, el rey de los “films–chivo publicitario“ que en 1969 consagró a Robert Stevenson, también director de “Mary Poppins” (y de “Me casé con un comunista") como el director estrella de Disney. También hay guiños a “E.T”, “Cortocircuito” y otros films ochentistas, y hasta un poco de Guerra Fría. Hay escenas entretenidas, muchos diálogos y situaciones tontas, de modo que la estrategia de la franquicia es lograr que las niñas de la audiencia se enamoren del robot autito. La película
es fluctuante en ritmo y no maneja bien su narrativa de los 80. Por supuesto hay un final a toda acción robótica.