Corazón musical.
En 1987, el Autobot Bumblebee encuentra asilo en un basurero de una ciudad costera en California. Por otro lado, Charlie (Hailee Steinfeld), una adolescente que no logra superar la muerte de su padre y menos aún encajar en la escuela ni en su familia, se refugia en la mecánica y en la música; recibe como regalo de sus dieciocho años, un viejo escarabajo de parte de su tío. Rápidamente se da cuenta de que no se trata de un automóvil ordinario, sino de un robot de otro planeta cuya misión es salvar a la tierra. Charlie y Bumblebee vivirán una aventura en la cual se convertirán en amigos inseparables; ella lo ayudará en su misión y él le devolverá la motivación y las ganas de vivir.
Si bien la película está dirigida al público infantil, es probable que atrape además a los más grandes dado su trasfondo dramático. Esta es una historia más entre un ser humano y una máquina, -tópico recurrente en varios films-, sin embargo, aquí funciona muy bien y es creíble. Los efectos especiales sorprenderán a los niños, quienes, además, se divertirán mucho. Es un film de acción, ambientado en los ´80, desde la banda sonora, -The Smiths estará muy presente, entre otras- escenografía y vestuario. Charlie ama la música y arregla coches, actividades que compartía con su padre y continúa aferrada a ellas. Asi, encontrará en el robot el pilar que necesitaba para volver a sonreír, comenzar el duelo, reconciliarse con su familia y recuperar la confianza en sí misma como clavadista.
Se transmiten varios mensajes, quizás el más importante sea que la relación entre un ser humano y una máquina puede ser más sincera y amorosa que entre humanos. Sin lugar a dudas, la conexión entre seres de toda índole va más allá de las palabras y siempre existen formas de comunicación, como en este caso, en el que Bumblebee se expresa a través de letras de canciones. Él resulta ser el único que sabe escuchar, comprender y contener, asemejándose, si se quiere, a una naturaleza pura e intuitiva como la de un animal, sin prejuicio alguno, dándonos quizás una lección en estos tiempos de indiferencia hacia el dolor ajeno.