Andrea es un hombre de treinta y ocho años, buen mozo, soltero, mujeriego y superficial, con un empleo en una empresa de publicidad. Su exitosa vida está llena de trabajo- aunque sin otras responsabilidades-, diversión y aventuras de una sola noche. Un día aparece en la puerta de su casa Layla, una extravagante adolescente de 17 años que dice ser su hija. La acompaña su abuelo Enzo, un insólito ex rockero. Los dos han llegado para quedarse.