Birmania, imágenes clandestinas
El documental del cineasta danés Anders Østergaard fue candidato al Oscar
Los conflictos étnicos y políticos vienen marcando a fuego la historia de Myanmar (Birmania), en los viejos tiempos de monarquía y colonia británica, y en sucesivos regímenes, hasta la dictadura militar de las últimas tres décadas. Centrado en la masacre de Rangún, Burma VJ deviene una prolija y tensa edición de videograbaciones sobre la realidad de aquel país asiático que habitualmente son enviadas, por distintos medios al exterior -siempre clandestinamente-, para ser subidas a Internet o mostradas en informativos extranjeros. En este caso el protagonista es Joshua, uno de los jóvenes periodistas que trabajan para rebatir la propaganda oficial y puntualmente echar una mirada al alzamiento masivo de monjes budistas ocurrido en diciembre de 2007.
Por un lado, las imágenes de Joshua y su equipo de camarógrafos; por el otro, la impronta de Østergaard puesta en retratar esa actividad que en forma permanente elude ser descubierta y reprimida, algo cotidiano en un país donde reina el control absoluto por parte de las fuerzas militares.
El efecto de Burma VJ es contundente en un sentido periodístico, en virtud de que la necesidad de revelar una verdad está en ese material rodado furtivamente y a riesgo de la propia vida de los reporteros birmanos que llevan a cabo la difícil tarea para sacarlo del país y así mostrar al mundo una realidad trágica. Tres de los reporteros del equipo, informa la pantalla después del sangriento desenlace de los acontecimientos, fueron apresados y a la fecha del estreno del film aguardaban una condena a prisión que probablemente sea de por vida. El resto es un proceso de edición preciso, con un claro concepto de qué es lo que se quiere contar, sin intermediación alguna que pueda poner en peligro la autenticidad del registro.
Resulta obvio advertir que la propuesta de Østergaard, que fue candidata al Oscar, no es de fácil digestión. Sin embargo, resulta imprescindible para conocer cómo estos monjes y el periodismo son víctimas de la opresión, la persecución, la cárcel y la muerte en un régimen impiadoso.