Bus 657 con Robert De Niro y Jeffrey Dean Morgan, estreno de esta semana.
Vaughn es empleado en el casino de The Pope (un villano mafioso encarnado por Robert De Niro) que está desesperado porque por su situación económica, su hija no podrá someterse a la intervención quirúrgica que le puede salvar la vida. Es así que decide aceptar la invitación de un empleado del casino para robar tres millones de dólares. Claro que todo sale mal y los ladrones terminan siendo fugitivos que, escapando tanto de la ley, como de la mafia que los persigue, secuestran un autobús.
Y es así como este argumento dispara una especie de intento de copiar, en casi todos los aspectos a la excelente Máxima Velocidad de 1994. Los planos, la música, la estructura narrativa… todo esta aplicado como un calco, pero careciendo de los personajes carismáticos de su genial predecesora, Bus 657 queda meramente como una anécdota violenta que no termina de conquistar nunca al espectador.
Aunque De Niro obviamente hace todo bien, y Jeffrey Dean Morgan en el protagónico esta correcto, los personajes secundarios, particularmente las mujeres, carecen de toda cualidad actoral, enuncian las frases una tras otra sin ningún tipo de expresión, dejando al espectador aun más alejado del drama que acontece en pantalla
Los efectos especiales aunque innecesarios son correctos, y algunas sutilezas sorpresivas en el argumento funcionan muy bien, pero probablemente el mejor punto a favor que tiene la película es su corta duración, volviéndola ideal para una visión pasatista, aunque muchas veces eso redunde en saltos en el tiempo que no tienen ningún sentido y que dejan al espectador medio perdido.
Bus 657, un mero entretenimiento que no está a la altura de la película que trata de homenajear o emular, pero que el público más joven puede disfrutar como una película de género sin demasiadas pretensiones artísticas.