La trayectoria descendente de la carrera actoral de Robert De Niro no se verá modificada, seguramente, por BUS 657, el policial de Scott Mann que lo tiene como uno de sus protagonistas, y que no está ni entre lo mejor ni entre lo peor que el actor ha hecho en los últimos años. De Niro, que parece filmar sin preocuparse demasiado por los guiones que tiene adelante, tiene un rol secundario en la película, pero su presencia es clave para que llegue a estrenarse aquí. De otro modo este discreto thriller de clase B sólo llegaría en formato hogareño. O nunca lo veríamos.
Como la recientemente estrenada EN LA MENTE DEL ASESINO, esta película tiene también como protagonista –aún más que aquella– a Jeffrey Dean Morgan, un actor habitualmente sólido que la mayoría reconocerá por su llamativo parecido con Javier Bardem. Morgan encarna a Vaughn, un empleado de un casino que necesita 300 mil dólares para pagar una operación que puede salvar la vida de su hija. Pero el dueño del lugar (De Niro), un gángster de temer según se deja entrever en la escena que abre el filme, no piensa adelantarle ni prestarle ese dinero sin importar que Vaughn sea un fiel empleado de años. Es entonces que el atribulado padre decide unirse a Cox, otro empleado del local (Dave Bautista, de GUARDIANES DE LA GALAXIA) y, aprovechando sus conocimientos de los tiempos, costumbres y recovecos del casino, robarse tres millone de dólares de “dinero sucio” de la caja fuerte.
El robo no sale del todo bien y es allí que aparece el bus que le da el título local a la película (en inglés es HEIST, traducible como ATRACO). En ese vehículo los ladrones terminarán fugándose con el dinero y serán sometidos a una persecución tanto de la policia como de los propios mafiosos (que podrían hasta estar conectados) que trae a la mente la mucho más sólida MAXIMA VELOCIDAD, la película de 1994 protagonizada por Keanu Reeves. En el omnibus en cuestión –con los personajes/rehenes encontrados allí– transcurrirá gran parte del resto del relato, en el que una detective de policia llamada Kris (Gina Carano) será clave, no sólo estableciendo contacto con Vaughn sino que hasta entendiendo su situación y poniéndose de su lado.
Dirigida por Scott Mann (sin relación con Michael Mann), BUS 657 tiene también en común con la otra película protagonizada por Morgan su trama bastante absurda y poco plausible. Y, también como aquella, logra sostenerse como un entretenimiento menor y pasajero a partir de asumir esas imposibilidades y seguir adelante como si nada. Es como si todos los involucrados en la trama supieran que “es sólo una película” y que el realismo o la credibilidad tienen poco y nada que ver en el asunto. Más discreta y clásica en su puesta en escena que EN LA MENTE…, la película nunca logra transformarse en una experiencia kinética sólida, pero tampoco decepciona si uno pone su vara lo suficientemente baja respecto a lo que va a buscar a un cine. Años atrás, uno podía haber dicho que es una película ideal para ver un fin de semana en video. Actualmente es difícil saber cuál es el mercado para productos como éste.
En realidad, sí. Hay un mercado para películas como BUS 657 como también para EN LA MENTE DEL ASESINO: es el mercado internacional, el que todavía funciona a base de nombres propios de actores veteranos de una manera que el norteamericano ya no lo hace. Si allí los que vendían la película eran Anthony Hopkins y Colin Farrell, aquí es De Niro, que repite sus tics de mafioso de muchas otras mejores películas. De a poco aparecerá en la historia cierta información sobre su personaje que servirá, por un lado, para darle a su actuación un poco más de peso dramático sobre el final, pero a la vez para llevar a la película a un territorio más cercano al melodrama familiar que no le sienta del todo bien al filme en conjunto, que se disfruta más cuando no hace falta tomárselo demasiado en serio.