Todo por los hijos
Todas las características de un film de acción de los 80 dicen presente en Bus 657…-2015–, film que puede dividirse en dos aspectos: el trillado atraco que sale mal y la posterior fuga y toma de rehenes en un colectivo, con la policía a paso firme y otro grupo que pretende recuperar el dinero robado y que los malhechores no se salgan con la suya.
De un lado del mostrador, Vaughn –Jeffrey Dean Morgan-, un padre desesperado por no poder costear el tratamiento médico de una hija enferma. Trabaja para un mafioso, “El Papa” –Robert De Niro-, a quien pide un préstamo y ante la negativa de su jefe toma la decisión de robarle en su casino, financiado por el lavado y cuyo botín no podría ser recuperado por vías legales y mucho más aún si la policía llegara a enterarse de su origen.
Del otro lado, una banda improvisada en la que el protagonista va adquiriendo un rol importante, aunque con uno de sus compañeros violentos –Dave Batista- no ha conseguido la suficiente confianza y la sospecha de traición se mantiene vigente.
Una atmósfera retro sobrevuela el estilo del director Scott Mann, en primera instancia por no apelar a los recursos de la pirotecnia visual -más ligada al cine de acción actual- y en una apuesta al in crescendo dramático y de tensión que aportan la subtrama del colectivo y los rehenes.
La poca profundidad en la construcción de los personajes secundarios deja en evidencia la concentración en el drama interno del protagonista y su vínculo con el entorno, atravesado por corrupción y con un jefe que parece haberse olvidado de los códigos de otros tiempos.
Sin embargo, hay un elemento unificador entre ambos personajes y tiene que ver con los sacrificios personales por la familia. En el caso de El Papa, encarnado por un De Niro en piloto automático, a quien papeles como este le salen con absoluta espontaneidad, recuperar el afecto de una hija es más importante que cualquier robo per sé, mientras que para Vaughn, su antiguo croupier de confianza, la misión contempla cualquier fin para encarar la recuperación de su hija enferma y torcer la balanza para el lado de los que menos tienen.
La presencia de Gina Carano como la oficial que persigue a Vaughn aporta un personaje femenino a un universo dominado por la testosterona y la adrenalina y funciona como elemento decorativo más que de peso en relación a la trama integral.
Así las cosas, el entretenimiento pasatista va a estar de parabienes con este film pochoclero, el cual seguramente pase a engrosar una enorme lista de títulos por venir que llegan al cine vaya uno a saber por qué.