Dory, Nemo y Marlin en una odisea marina inocente y llena de gracia
Trece años se tomó el guionista y director Andrew Stanton para la secuela de Buscando a Nemo, una de las películas más queridas de los estudios Pixar. La espera valió la pena, ya que esta segunda entrega, con la olvidadiza Dory ahora como protagonista y con Marlin y su hijo como personajes secundarios pero decisivos en el desarrollo de la trama, mantiene la emoción, la sensibilidad, la belleza y la eficacia narrativa.
La película arranca con un prólogo en el que vemos a Dory de pequeña acompañada por sus sobreprotectores padres. Nuestra heroína irá creciendo hasta que el presente de la historia se ubica un año después de las aventuras de Buscando a Nemo. Con sus problemas de memoria a corto plazo a cuestas (que tienen consecuencias tragicómicas), ella empezará a tener algunos mínimos recuerdos que la llevarán a buscar a sus progenitores. Para ello deberá cruzar el océano con la leal compañía de Marlin y Nemo hasta llegar al Instituto de Vida Marina en California, un inmenso parque y acuario donde se desarrollará buena parte de los conflictos.
La principal incorporación de esta segunda parte es un divertidísimo y algo desquiciado pulpo mimético llamado Hank, aunque también se destacan los lobos marinos Fluke y Rudder. La película es premeditadamente inocente, siempre querible y quizás el único reparo sea su tendencia a subrayar demasiado las moralejas sobre los valores familiares que busca rescatar y exaltar. Nada grave. Se trata, en definitiva, de otra joya artística (la animación es hermosa) de la factoría Pixar.
Tres consejos
Recomendación 1: Lleguen con tiempo a la función. Antes de Buscando a Dory se proyecta el corto Piper, sobre las experiencias de un pajarito recién nacido que debe aprender a alimentarse a orillas del mar. Una delicia artística y narrativa (no hay un solo diálogo).
Recomendación 2: No se vayan durante los créditos finales. Hay una simpática escena tras los títulos.
Recomendación 3: Si no concurren con niños busquen en la cartelera las funciones subtituladas (habrá muy pocas). Los aportes en las voces originales de Ellen DeGeneres, Albert Brooks, Ed O'Neill, Kaitlin Olson, Diane Keaton, Eugene Levy, Ty Burrell, Idris Elba y Dominic West son extraordinarios y en la versión doblada se eliminaron por completo las hilarantes referencias a Sigourney Weaver. Una pena.