A quién buscábamos?.
Estel spin off de "Buscando a Nemo" mantiene la misma dinámica y estética de su filme predecesor, pero como indica el título quien se ha perdido ahora es Dory. El relato comienza en la infancia de Dory, cuando sus padres hacen todo lo posible para combatir su falta de memoria a corto plazo, tratando de que aprenda a arreglárselas sola en el mar a pesar de no poder retener información alguna.
Cuando algunos eventos del presente traen nuevamente a la mente de Dory vagos recuerdos de su familia decide ir a buscarla, y tras ella van Nemo y su papá, acompañándola en la nueva aventura.
Tan dinámica como la anterior, pero con mucho más humor y un tono entre absurdo y surrealista aportado por la graciosa protagonista, el filme de casi dos horas (algo largo para la atención de un niño) recorre la costa de California y se sumerge en el extraño mundo de los centros marítimos, donde abundan una galería de personajes disparatados que detrás de vidrios y rejas tienen una particular visión de los humanos, lo que aporta mucho humor al relato, con grandes dosis de ironía que pueden disfrutar más los padres que los chicos.
Dory recorre kilómetros de mar para encontrarse a sí misma, para saber quién es y conocer a esos seres que ama profundamente aunque no los recuerde, lo que se aprovecha para crear un par de escenas lacrimógenas que Disney parece no poder -o querer- evitar.
Como era de esperarse, la estética del filme es elogiable; Pixar recrea nuevamente un extraordinario mundo submarino con hermosas especies de flora y fauna. En la versión subtitulada es destacable la interpretación de Ellen DeGeneres, quien con su voz le aporta a Dory esa personalidad absurda y positiva que la hace tan adorable.
Demostrando que segundas partes a veces son buenas, esta secuela centrada en la extraordinaria Dory es un filme animado de aventuras tan efectivo y entretenido como el anterior, pero con una clase de humor diferente que no subestima a los chicos y que entretiene también a los adultos.